Los derechos del legado
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Los derechos del legado
Viernes, 07 de Noviembre 2025, 10:28h
Tiempo de lectura: 3 min
Henri Matisse vivió 84 años y fue un creador prolífico. Dejó a sus herederos cientos de obras, un tesoro que ha dado para vivir muy bien a cuatro generaciones. Durante siete décadas, sus descendientes (una veintena repartida entre Francia y Estados Unidos) han disfrutado de su millonario legado o vendiendo sus cuadros (solo por una de sus Odaliscas se pagó casi 81 millones de dólares en 2018) o cobrando por las reproducciones, camisetas, fotos, pósteres...
Pero en enero pasado se acabó la bicoca al pasar a dominio público los derechos de reproducción de Matisse en Francia; en Estados Unidos quedan 25 años más. En estos 70, los Matisse se han organizado sin llamar la atención, controlando todo desde entidades discretas. Un ejemplo: en 2008 impidieron a una firma gallega de chocolates bautizar 'Selección Matisse' a una línea de bombones. Hasta ahora se han beneficiado de una jugosa herencia.
¿Quiénes han sido los agraciados? Henri Matisse tuvo tres hijos. A Marguerite, aún soltero, con la modelo Caroline Joblaud. Luego se casó con Amélie Parayre. Adoptaron a Marguerite y tuvieron dos hijos: Jean, que fue escultor, y Pierre, dueño de una importante galería en Nueva York.
Marguerite se casó con un historiador del arte, Georges Duthuit, y se dedicó a catalogar y estudiar la obra de su padre. Los expertos alaban su labor.También elogian el modo en que los Matisse han manejado el legado del pintor. Sin peleas. Al revés que los Picasso. «La herencia ha sido impecable gracias a la visión comercial de Pierre y el rigor científico de Marguerite», asegura Celine Chicha-Castex, historiadora del arte.
Vigilante estricto ha sido el nieto Claude Duthuit, hijo de Marguerite y administrador de los derechos de Matisse. Definió su trabajo como «el de un entomólogo con formación en contabilidad». Protector también de una buena imagen del abuelo: se ha ocupado de mostrar solo las partes adecuadas de sus cartas para que trascienda la idea de un buen padre de familia. Como dice Le Monde, «ha separado el artista del hombre para afianzar el mito».
Tras Claude tomó el testigo un biznieto, Georges, hijo de Paul Matisse, que busca seguir vigilando para que los objetos con el apellido del pintor sean aprobados por los herederos. De ahí la creación, en 2019, de Maison Matisse, una firma de diseño que alía las obras del pintor con la artesanía de lujo. Se ha asociado también con la perfumera Guerlain para envasar sus productos en tarros matissianos (con poco éxito); y ha hablado con Sévres y Limoges para hacer vajillas y jarrones. Y un paso más: ha trabajado con Laduré para diseñar una caja de macarons y un postre. Ay, si el pintor levantara la cabeza.