El jueves de la ofrenda floral mostró ayer el registro más genuino y auténtico de la Romería de la Virgen de la Cabeza. La tarde-noche tórrida, mezcló la plegaria íntima de los devotos que llevaron las flores a la Virgen y adornaron de fragancias la advocación (musitando plegarias y deseos), con el estallido de tradición y señas de identidad, ya que los balcones de engalanaron para saludar a las galantes y mujeres ataviadas con el traje de gitana y a los hombres vestidos de curro. La multitudunaria ofrenda floral de la tarde-noche de ayer volvió a unir a familias, amigos, colectivos sociales y educativos y a las peñas romeras, que le dotaron de tipismo a la ofrenda.
Publicidad
Intensidad y emoción
Las gargantas estallaron con vítores desgarradores desde que la imagen salió de la ermita de la calle Ollerías, hasta el inmenso panel de la Plaza de España, hasta que se encerró en la parroquia de San Miguel, en la medianoche. El número de flores, ramos y flores que se entregaron a la Virgen fue descomunal.
La ofrenda floral se instituyó en la década de 1960 en la misma Plaza de España. En el año 1982 se trasladó a la fachada de la ermita de la calle Ollerías, hasta que en 2008, regresó su lugar de origen. Ayer se modificó el trazado, al habilitarse la zona de la Plaza de la Constitución Telefónica, engalanada para la ocasión.
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.