JOSÉ CaRLOS GONZÁLEZ
Andújar
Sábado, 25 de abril 2020, 12:43
El Monumento al Peregrino, uno de los grandes hitos que se ubican en el Camino Viejo que hoy hubieran emprendido miles de peregrinos y jinetes para encontrase con la Virgen de la Cabeza en plena Romería tras atravesar las intrincadas veredas serranas, cumple unos 25 años muy amargos, porque se ha quedado sin saludar en a los devotos de María Santísima de la Cabeza que en plena peregrinación permite ver por primera vez el santuario. Hubiera concitado el interés de los peregrinos en la soñada jornada de hoy.
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Periodismo y compromiso
La creación de este monumento surgió en el seno de una reunión de la peña Los Peregrinos y entonces su presidente, el añorado y querido Manuel Álvarez Mora, la impulsó para contar con un importante apoyo popular que entregó sus donativos para la construcción. En la ciudad se realizaron varias galas y conciertos con la intención de recaudar fondos. Uno de los espectáculos estelares fue el que protagonizó 'Sal Marina'.
La peña Los Peregrinos (fundada en el año 1986) encargó la construcción del monumento a un joven artista, Manuel López, quien cinceló su primera escultura en Andújar, que supuso el salto a su consagración como escultor. López se inspiró en un devoto de la ciudad, Pedro, que no se perdía detalles de su construcción en la nave de Paco Varela.
El día 14 de febrero de 1995 se inauguró con presencia de autoridades civiles y religiosas. La obra fue bendecida por el obispo Santiago García Aracil y el acto estuvo conducido por Paqui Esteban, quien hizo el camino con los peregrinos.
La estatua se hizo en escayola en Andújar y se envió a la localidad madrileña de Arganda del Rey para fundirla en bronce. Modesto Ballesteros, integrante de la peña Los Peregrinos, la trajo y la noche antes pernoctó en su cristalería.
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La mañana de la inauguración se transportó en un camión hacia la misma portada cercana a donde se ubica el monumento y después la trasladaron hasta el lugar en unas parihuelas, en medio de la multitud. Muchos integrantes de la peña y albañiles se encargaron de adecuar este entorno durante los fines de semana previos.
Después, la peña Los Peregrinos instaló una cruz también en el camino, ya en el tramo final, que fue donada por la peña linarense Lucero del Alba.
Unos versos de Alfredo Ybarra invitan a su lectura y la meditación, porque es un lugar de parada obligada para el peregrino, al incrustarse en el enclave conocido como 'El Balconcillo', el primer punto del camino, donde se divisa por primera vez el Santuario. El lugar anticipa el descenso al valle del Jándula, por la sinuosa cuesta del Madroño.
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Muy cerca del Monumento al Peregrino se halla otro muy señalado como es el que se levantó a las carretas en el año 2004 en la zona del Arroyo El Gallo (donde se bautiza por primera vez a la persona que sube en carreta). Esta obra se erigió en ese año porque se cumplieron los 25 años de la primera subida en carreta a la Romería de la Virgen de la Cabeza.
El año pasado se alcanzó el 40 aniversario de otro hito significativo de la Romería de la Virgen de la Cabeza. Al menos lo pudieron celebrar, «Esto nos ha pillado de sorpresa, aunque en mi balcón he colocado una carreta que la he adornado como una carroza», comenta uno de los 11 precursores de esta iniciativa, Francisco López, quien sale como mucha gente a en estos días a celebrar desde el balcón la Romería».
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López recuerda como las carretas eran tiradas por mulos «pasamos muchas penurias, pero abrimos el camino y decidimos enganchar las carretas a los tractores», recuerda. Las carretas suplieron a las camionetas, y hoy será la primera vez que no suban por tanto al Santuario en Romería. «Nunca había vivido esto, y mira que nos venido romerías de lluvias y de truenos», termina.
Justo hace 30 años, en el año 1990, hubo un hecho que convulsionó a la Romería, porque se tuvo que suspender el paseíllo con la caballería por la ciudad y la peregrinación con mulos y caballos al santuario «se produjo una peste equina en casi toda Europa y se confinaron a los animales que suspendieron los eventos ecuestres de todas partes», relata Carlos Pulido, uno de los exponentes de la Asociación Cultural 'La Garrocha de Sierra Morena'.
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Un caballista protagonizó aquel año el cartel de Romería, que perdió a su gran elemento identificativo. Ese hecho supuso un gran varapalo «pero no tuvo nada que ver con la situación actual, tuvimos que encerrar a los caballos en la casa, pero es que ahora estamos encerrados nosotros», cuenta.
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