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Un joven abraza cion con emoción a la Virgen para pedir una mejora en su salud. J. C. GONZÁLEZ
La Peregrinación Blanca fue un hervidero de emoción, donde enfermos y mayores fueron protagonistas

El gran consuelo para las heridas de la vida

VIRGEN DE LA CABEZA ·

EL besamantos de estas personas ante la Virgen de la Cabeza en su templo de la basílica dejó escenas conmovedoras e impactantes

JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ

ANDUJAR

Lunes, 14 de octubre 2019, 12:48

El templo de la basílica menor y Real Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza y la devoción que se le profesa a la 'reina de Sierra Morena' vivió ayer, con motivo de la Peregrinación Blanca, uno de los momentos más impactantes y emotivos del intenso calendario dedicado a la Virgen de la Cabeza.

La Orden Trinitaria y la Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza acercaron 'La Morenita' a los mayores, enfermos y discapacitados de todas las edades y la bajan una sola vez al año, para que estas personas le pidan con fe y le susurren con lágrimas y rostros de emoción con la intención de que sea bálsamo para su desconsuelo en los momentos más agitados y turbulentos.

En este sentido el rector del Santuario, el padre trinitario Pascual Villegas, alentó en su homilía «a que nos preocupemos por remediar o aliviar las necesidades de nuestro prójimo porque eso es una forma de dirigirnos a Dios y presentarnos a la Santísima Virgen de la Cabeza», proclamó. Villegas enmarcó sus palabras en la Jornada Mundial de los Enfermos «hemos recibido los dones sobrenaturales de Cristo, que hizo el bien y eso es lo que tenemos que hacer nosotros con los demás», exaltó el padre Villegas, quien pidió una oración para todos los enfermos «para que la gracia y el consuelo de Dios los acompañe y lleven la enfermedad como un sufrimiento que completa la Pasión de Cristo».

El ejemplo de sus palabras lo simbolizó en la cita evangélica de ayer donde Jesús curó a 10 leprosos y se centró en el samaritano que se lo agradeció rogándole a sus pies. También aludió a otro samaritano que atendió a un hombre que fue apalizado en el camino.

La Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza fletó a tres autobuses para los mayores del municipio y las residencias. En las ofrendas, dos integrantes de la Asociación de Enfermos de Alzheimer de Andújar fueron los que encabezaron estas súplicas «la mayoría de ellos son de Andújar y la devoción la llevan en la sangre, por lo que hay cosas que no se pierden como el amor y el cariño por la Virgen de la Cabeza, por lo que eso no se les pueda olvidar», manifestó el presidente de este colectivo, Antonio Porras.

Tras la Misa, se produjo el traslado de la imagen de la Virgen de la Cabeza desde su camarín hasta el mismo presbiterio, donde se reeditaron los momentos más pasionales de la Romería y de La Aparición, cuando en el templo se lanzan esos 'vivas' y 'vítores', especialmente pasionales y catárquicos, que en esta acto se tornan en recogimiento y solemmidad cuando la incesante fila de mayores y enfermos se acercan con lágrimas a besar su manto y a suplicarle desde lo más profundo de sus almas y sus corazones, para rogarle a la Virgen que tanto quieren en un momento de desesperanza y desconsuelo.

De varios puntos

Un año más, acudieron personas de varios puntos, como María Luisa, una devota de la localidad de Martos, que todos los años va al Santuario. Ayer acudió especialmente para pedir por su marido enfermo. Así lo contaba, mientras presa de la emoción no podía contener el llanto mientras le costaba ponerse en pie, porque acaba de ser operada de las rodillas «espero que la Virgen nos ayude», deseó esperanzada en medio de la pela que le embarga.

María Dolores, una vecina de Noguerones, peregrinó ayer para estar presente en una jornada tan especial. Ella siempre ha estado al lado de los enfermos, porque los visitaba cuando era voluntaria de Cáritas, tarea que sigue realizando por su cuenta. Se confesó una devota de la Virgen María y manifestó ayer de nuevo su sensibilidad por los enfermos. No se perdió un detalle de la jornada de ayer y su presencia al lado de ellos, le confirió como un aire angelical.

Los voluntatios de Protección Civil y de Cruz Roja son quienes ejercieron de buenos samaritanos con estas personsas, porque atendieron con mucho cariño a algunos de los mayores que tuvieron algún contratiempo. Esperanza Cantero, voluntaria de Cruz Roja de Castillo de Locubín relató como «ellos nos dan mucho más de lo que nosotros les damos porque son cariñosos, debido a la situación que viven». Dos autobuses vinieron de la localidad de la Sierra Sur de Jaén «para estas personas es un día muy especial», relató Cantero. Muchos de los mayores disfrutaron de una comida en la Casa de Cofradías de Andújar, en un día para ellos inolvidable.

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