Borrar
CEMENTERIO DE ANDÚJAR. ANDÚJAR IDEAL
Noviembre espectral

Noviembre espectral

OPINIÓN ·

«Noviembre nos abre las páginas de leyendas tenebrosas, esos relatos con visos reales, transformados por la fantasía u otros motivos y que son parte del acervo tradicional de Andújar»

ALFREDO YBARRA

ZAGUÁN

Lunes, 4 de noviembre 2024, 13:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Cruje el techo de esta tarde de noviembre en la que escribo, mientras llama a la melancolía y al misterio. Hay un temblor de luz en los aleros y el cielo se desgaja entre los dos lados del horizonte. El aire se vuelve tenue y grisáceo, en una expectativa inmensa que parece decir aquí termina un mundo, aquí crepita un ascua nueva. Tal vez es el momento de recordar esos relatos de tradición oral que nos hablan de las entrañas de la vida. Es un tiempo en el que nuestros ámbitos se rodean de un halo de leyendas, de ritos y tradiciones que enfatizan el mundo de los espíritus y de la nigromancia.

Es un mes que despierta el encuentro con lo sobrenatural, el más allá, la muerte,… la santa compaña, las almas en pena,…. Un tiempo, por ejemplo, para leer a Valle Inclán que recoge en su obra Jardín umbrío: historias de santos, de almas en pena, de duendes y ladrones, publicada en su edición definitiva y completa en 1920. Rescata de su memoria los relatos y leyendas de aparecidos, brujas y espíritus, contados en noches de bruma y de sombras al amor de la lumbre, y a los que dio forma literaria. Días para leer también El Monte de las Ánimas, de Bécquer, para recordar los antiguos autos sacramentales con protagonismo de la muerte o para representar desde mitad del siglo XIX el Don Juan Tenorio de José Zorrilla. Fechas de visita al cementerio, de jornada campestre el día de Todos los Santos; de campanas, otrora, doblando el toque de difuntos durante la Noche de Ánimas (la noche entre el 1 y el 2 de noviembre) y de rezador recorriendo el pueblo tocando la esquila y rogando por los sufrientes del Purgatorio. Días para tomar huesos de santo, buñuelos de viento, leche frita, boniatos o batatas con canela, pestiños y gachas dulces.

Noviembre nos abre las páginas de leyendas tenebrosas, esos relatos con visos reales, transformados por la fantasía u otros motivos y que son parte del acervo tradicional de Andújar. La ciudad iliturgitana por su propia modelación histórica y por su propia esencia es conocida por su vinculación al mundo de las brujas, espectros y seres mágicos. Toda la comarca: Andújar, Villanueva de Andújar (hoy Villanueva de la Reina), Arjonilla, Arjona, Higuera de Arjona (hoy Lahiguera) cuenta con una larga tradición que nos habla de hechiceras y brujas, de encantamientos y aparecidos. En Lahiguera aún se sigue mencionando el «Camino de las Brujas», que es que va de la carretera de Arjona hacia Andújar y enlaza con el antiguo camino de Granada.

Y en Arjona existe el Callejón de las Brujas, que desde el casco urbano se dirige hacia Andújar, donde cuenta la leyenda que tras muchas vicisitudes se detuvo a una bruja. Un lugar donde en ciertos momentos los arbustos cambian de forma o tamaño, el caminante advierte una manifiesta sensación de miradas invisibles, se escuchan gritos mudos o susurros en lenguas ininteligibles. Sucesos que ocurren allí a raíz de la maldición de aquella bruja. Antonio Alcalá Venceslada, lingüista y folclorista, recoge sobre la tradición mágica de Andújar esta coplilla puesta en boca de brujas: «Cuatro somos de Andújar, / dos de La Higuera/ y la capitanilla/ de Villanueva». Hay otra variante: «Cuatro somos de Andújar, / tres de La Higuera/ y la que toca el pandero/ de Villanueva».

En la literatura, especialmente en la del siglo de oro, ha quedado la huella de esta Andújar de brujas, trotaconventos, y espectros. Así, por ejemplo, en La Pícara Justina, atribuida a Francisco López de Úbeda, cuya primera edición conocida data de 1605, nos habla en su capítulo tercero de una morisca de Andújar, Lucía, de la que dice Justina que era «cripto-musulmana, una renegada, aunque oculta su auténtica naturaleza.» Eran tiempos donde la Inquisición persiguió a los moriscos, siendo común que los acusara de brujería. Justina dice de Lucía que además de morisca era hechicera de estilo celestinesco, y que de ella se decía que era bruja. Justina detalla las aficiones de la vieja: «De la gente en procesión se espantaba y huía, y cuando había truenos, se salía a la calle. Si pasaba el Sacramento, luego tenía en qué entender en algún retrete. Y si había un ahorcado, se descervigaba por mirarle, y hasta perderle de vista, le hacía ventana, que era pura para dama de ahorcados.

El día que los había era el día de sus placeres, y con ser coja, todos aquellos tres días siguientes no cojeaba, antes con gran prisa salía todas aquellas tres noches de casa.» Y cuenta Justina que no iba a rezar por ellos, sino que la primera noche traía los dientes que podía, la segunda e la soga y la tercera hacía conjuros al pie de la horca.

También Andújar está presente en las andanzas picarescas de los protagonistas de las novelas de Alonso de Castillo Solórzano: El bachiller Trapaza (Zaragoza, 1637) y La Garduña de Sevilla (Madrid, 1642). Son muchos más los ejemplos que resaltan esa ciudad espectral y misteriosa, una ciudad que se descubre honda y ampliamente poliédrica. Como dijo Rubén Darío: La vida es misterio; la luz ciega y la verdad inaccesible asombra.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Noviembre espectral