Una Romería abierta y universal

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Romeros haciendo la parada para almorzar en Lugar Nuevo. / EFE

  • La lluvia condicionó los actos y el peregrinar hasta la Basílica Santuario de la Morenita

Los días previos habían dejado los caminos y todo el entorno del Santuario húmedos, muy pastosos, y no muy favorables para eso de peregrinar a pie, o en caballería. Tampoco para las carretas y los miles de coches que realizan el camino romero hasta el Cabezo. El barro no es buen compañero para este transitar, ni para asentarse en estos lares serranos. Los chaparrones de estos días han calado muchas tiendas de campaña, muchos cobertizos, mucho resguardo romero. La sierra ha agradecido el agua, pero los romeros la hubieran querido mucho antes o después. Si miramos para atrás es algo propio de la fiesta romera ese tiempo que se enreda en sí mismo y con frecuencia lleva aparejada la inclemencia. Por eso los buenos romeros lo saben y lo son más en la aspereza climatológica. Al mismo tiempo, sí todo se mojaba, y deslucía en mucho, aunque los cantiles que acceden a las estribaciones del santuario de la Virgen de la Cabeza están regalando un fragor impagable de mil fragancias, contumaces, una visión de cielo limpio, que aunque gris, significa renovación inherente al simbolismo peregrino. La magistral dimensión de la naturaleza en estos pagos, con las lluvias se ha prolongado. Y ningún peregrino puede olvidar esta lección que en esa destemplanza climática afina los sentidos y así dimensionar en lo que vale que esta naturaleza serrana es la residencia más perfecta y genuina de la Virgen de la Cabeza.

Sin este entorno bullente de vida, emergido una vez más con todas las fragantes pujanzas de la primavera, la Romería no sería enteramente como es. El sábado de camino, las paradas en San Ginés y en Lugar Nuevo donde tradicionalmente es un hervidero abigarrado de caballos, carretas y vehículos para celebrar una comida fraternal y alegre, estuvo desairado en una buena medida. El terreno mojado no dejaba resuello para el alivio y la improvisación de la que a la fuerza se aprende con los años hizo su apaño y todo pudo acomodarse en el galimatías. Las caballerías seguían el instinto ancestral e igualmente formando una retahíla de jinetes y amazonas dibujaban bellas estampas en el camino. Hubo momentos memorables: bautizo de nuevos romeros en el Arroyo del Gallo, espontánea camaradería, consejos mutuos para

el final del camino. Las carretas, 168, de Andújar y Marmolejo, más las de Arjonilla, Villanueva de la Reina, por el sendero paralelo, atravesaban igualmente un paisaje del Parque Natural Sierra de Andújar de intenso e indescriptible colorido. Luego, unas ansias romeras que ungían todo el ambiente. Y se palpaba al tocar la brisa de la tarde. Al mismo tiempo, la carretera era un perenne fluir de vehículos, y donde hubo que tener paciencia, por dificultades para acoplar en los aparcamientos, por el barrizal que la lluvia había convertido una buena parte del terreno.

La noche del viernes fue muy cruda para los cientos romeros que se encontraban ya en el entorno del santuario. Desde las 11,30 del sábado las cofradías se presentaban ante la Morenita en un ritual apretado pero lleno de momentos intensos. Eran 66 cofradías junto a la procofradía de Villardompardo amadrinada por la cofradía de Martos. El orden de presentación es en orden inverso de antigüedad, primeros las más jóvenes para llegar finalmente a las más antiguas. Baena, Luque, Villa Nueva de la Reina, Murcia, Bujalance, Cabra, Los Villares de Jaén, Palma del Río, Almería, Jerez de la Frontera,. y así hasta las 22:40 en que se presentaba Colomera, cofradía de gran ascendencia por ser como cuenta la tradición legendaria cuna del pastor que encontró de manera milagrosa la imagen de la Virgen.

A las 23 horas hacía su presentación la cofradía de Andújar, que siempre arrastra gran expectación y con la que se viven momentos muy intensos, emotivos y llenos de simbolismo. Cada una de las presentaciones tiene un acento muy concreto, propio del lugar de procedencia y la vistosidad, y el espíritu romero de cada cofradía derramado en ese cara a cara con la Virgen de la Cabeza regala efluvios muy decantados. Tras la presentación de las cofradías, se celebraba el santo rosario y posteriormente la misa del Pastor.

En New York Times

Miles de romeros salpicaban todo el contexto del Cabezo. Peregrinos que llegaban desde muchas partes de España y también extranjeros llamados por la fama de esta fiesta secular. Incluso en el New York Times, Nick Hadigan, periodista estadounidense que el pasado año vivió la romería acaba de firmar un amplio reportaje en las páginas en papel y en la edición electrónica en una sección para grandes especialistas en temas de viajes, eventos, turismo, donde dimensiona extraordinariamente la fiesta del último domingo de abril en la sierra de Andújar.

Durante todo el sábado, en la noche, en la madrugada, las filas de fieles hasta el Camarín donde la sagrada imagen aguarda el momento de su salida serrana: son siempre interminables. Las vivencias allí, para quien contempla en vez de ver, inenarrables. El lugar de los exvotos atestado, el pebetero inflamado de tantas velas ofrendadas; las promesas que hacen los romeros desde su sentido de la mismidad y de su fe se podían ver aquí y allá . Los anderos, casi el centenar, agarrados a los varales aguardando, pasando toda la tarde y noche, salvo pequeños descansos donde los compañeros le guardan el sitio, en vigilia para ser quilla de la Morenita en su navegar por entre el océano de sentimientos y alborozo de los peregrinos en la mañana del domingo.

Hay que destacar entre los muchos actos que se iban a suceder, que a la media noche en el instante preciso en que las doce de la noche del sábado se convierten en las cero horas del domingo comenzarían a sonar las campanas del santuario y todos los campaniles de las casas de cofradía, y mientras tanto, se entonaría una salve, que en distintas casas de cofradías es cantada y acompañada en la oscuridad solo por la luz de la velas. Rezos, bailes, cantares, diversión, recogimiento, miradas encontradas, miradas entregadas más allá de un horizonte,.., es la Romería, la romería en vigilia. En medio de la noche un grandioso y variopinto pabilo alumbraba un universo desde las alturas serranas del Cabezo.

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