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Ciudadanos votando esta mañana en el Palacio de los Niños de Don Gome. GONZÁLEZ
Un faro de la convivencia

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OPINIÓN ·

«Hoy en Andújar nos toca, como en todo el territorio nacional, cumplir con el momento más álgido de la democracia»

ALFREDO YBARRA

ZAGUÁN

Domingo, 23 de julio 2023, 12:42

Hoy en Andújar nos toca, como en todo el territorio nacional, cumplir con el momento más álgido de la democracia, que es cuando el pueblo tiene esa voz suprema y decisiva de elegir a sus máximos representantes para dirigir los destinos del Estado. Para ello ponemos en marcha nuestras convicciones, nuestras ideologías, la razón, el sentido común y diferentes pulsiones y emociones; también nuestros recelos y preocupaciones, nuestras certidumbres y nuestros prejuicios. Últimamente venimos, y no sólo en política, gravitando muchas de nuestras actitudes en el enardecimiento emocional, si no en la crispación.

No soy ningún espabilado genio si subrayo el cariz que ha tomado la política electoralista al presentarse más que con propuestas constructivas y programáticas, lúcidas y clarividentes, incluso consensuadoras, sino desde un lado polarizante, maniqueo. La árida campaña de estas elecciones da cuenta palpable de ello. Como les pasará a ustedes, hay cosas de la vida que no recuerdo, otras que recuerdo vagamente, y hay momentos que recuerdo (o eso creo, que la memoria es bastante fullera) con claridad y precisión.

Precisamente rememoro con verdadera fruición aquellas elecciones generales del 15 de junio de 1977, que sentí como una fiesta compartida a nivel general y personal (acudimos los amigos incondicionales acompañándonos mutuamente a cada uno de nuestros colegios electorales en una liturgia exultante y catártica de la democracia) y revivo aquellos momentos como de bendecido ánimo colectivo. Había luz, ¡había luz! Fueron unos comicios de carácter histórico, ya que constituyeron las primeras elecciones libres que se celebraban en el país desde los tiempos de la Segunda República, concretamente desde febrero de 1936. Fueron también las primeras elecciones libres que se celebraban tras la dictadura de Franco.

Andújar a lo largo de su historia ha tenido un gran protagonismo en muchos acontecimientos políticos de índole nacional. Muchos iliturgitanos y personajes relacionados con Andújar han tenido a lo largo de los tiempos una significativa relevancia, papeles protagonistas en la historia de España, en las altas esferas de su vida política. Precisamente, el 22 de julio de 1808 en Andújar se firmaron las Capitulaciones de la Batalla de Bailén, en la que tuvieron importancia diferentes personajes de Andújar. O como pequeño botón de muestra, precisamente, hace unos días por motivos relacionados con la historia de la prensa en Jaén, repasaba la vida del andujareño Manuel María Montero Moya (1826-1914), maestro, poeta, político. En 1891 fue presidente de la Asamblea general del magisterio que se constituye en el salón de sesiones de El Fomento de las Artes de Madrid, y que aprobarían un Proyecto de reforma de la legislación de primera enseñanza. Pero, ya digo, el pueblo andujareño no ha sido a lo largo de su historia una gleba anodina, muy al contrario ha sido un actor y un referente significativo del hispano acaecer.

Y volviendo a esa ilusión que nos envolvió en los primeros tiempos democráticos, con otros discernimientos, de alguna manera deberíamos aspirar a volver a sentir así la política y la vida democrática. Regenerándolas desde nuestro papel individual y colectivo, rearmándonos moralmente y rearmando el significado de la democracia. Y en todo caso pensemos, como dice Fernando Savater que la democracia es convivir ( coexistir en armonía, ¡en armonía!) con gente, actitudes, prácticas y acciones que no nos gustan, al igual que la libertad es aprender a convivir con lo que no nos gusta. Para convivir sólo el faro de la democracia nos emplaza a la concordia.

Y en este domingo electoral, votemos no con un sentir adusto sino, con las manos llenas de un agua sin orillas, con el pulso bruñido de yemas primerizas, con la perspectiva del vuelo del águila. Votemos con la pulsión y el ánimo de que debemos mantener viva la llama de aquel 15 de junio de 1977, cada uno con nuestras ideas, pero desde la reflexión y el sentido común. Hoy quiero sentir este día como un prodigio. Creo, creamos hoy y cada día en la redención de la existencia y sus categóricas certezas, Un prodigio, una redención que están en nosotros, porque nosotros somos el milagro.

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