Manuel Román, Diego Ventura, Antonio Sáez, Paco Carmona y Castella ante la placa del 125 aniversario. GONZÁLEZ
El coso iliturgitano ha rozado el lleno

Diego Ventura abre la puerta grande en la goyesca de Andújar

TOROS ·

El diestro Sebastián Castella y el novillero Manuel Román cortan una oreja cada uno en festejo que conmemoró el 125 aniversario de la plaza

JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ

ANDÚJAR

Sábado, 9 de septiembre 2023, 23:24

El rejoneador Diego Ventura, salió por la puerta grande en la corrida mixta goyesca, que se celebró este sábado día 9 de septiembre, con motivo de la Feria y Fiestas de Septiembre de Andújar en honor a San Eufrasio.

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El festejo ha servido para conmemorar ... el 125 aniversario de la plaza de toros de Andújar. Una placa se descubrió en el interior del coso, con la presencia del alcalde, Paco Carmona, de los empresarios Antonio Saez y José León y de los protagonistas del festejo.

Se lidiaron astados de las ganaderías de Los Espartales, El Pilar y el Puerto de San Lorenzo, con buena presencia y que ofrecieron un juego desigual. Se rozó el lleno en la plaza.

Diego Ventura volvió a obtener un éxito arrollador en una plaza donde ha entablado una especial simbiosis por la confabulación que mantiene Andújar con el caballo. Sus bailes a lomos del equino y su sometimiento magistral al oponente desataron el delirio entre la afición. Cortó cuatro orejas y rabo. Aunque en el uarto toro de la noche precisó del segundo rejón de muerte, estuvo muy certero. Ventura pasó como un ciclón por Andújar.

La falta de precisión en los aceros privó al diestro galo, Sebastián Castella, atravesar la puerta grande. En su primer toro destiló esa quietud y fineza que adornan a Castella, donde estuvo variado y con la muleta cinceló un repertorio de redondos, naturales y ayudados, rematados con manoletinas. La blandura del toro en los remos superiores le restaron algo de transmision a la faena. Cortó una oreja tras propinar a su oponente estocada trasera y descabello. A su segundo astado le faltó fijeza y el público le ovacionó por su voluntad.

Una especial maestría, y sabiduría impropias de su edad mostró Manuel Román con un novillo distraido al que ligó unas tandas de muletazos con la franela pegada a la cara. El oficio fue premiado con una oreja.

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En su segundo novillo levantó al público de los asientos con unas pulcras chicuelinas en los quites. Román logró nstrumentar pases con la muleta a un astado que rehuyó de la pelea y al que le costó matar tras refugiarse en las tablas.

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