Manuscrito 'Márties de Japón' ANDUJAR IDEAL

Una ciudad literaria (II)

OPINIÓN ·

«En Andújar ha faltado una perspectiva historicista que reconociera la magnitud de su devenir cultural»

ALFREDO YBARRA

ZAGUÁN

Domingo, 17 de marzo 2024, 19:21

Continuando con el anterior 'Zaguán', descubrimos una Andújar de larga y fructífera tradición cultural en distintos aspectos. La ciudad como resultado de su carácter, situación en un plano sociológico, dinámica, impulsos colectivos, y de sobresalientes personajes concretos, ha atesorado a lo largo del tiempo un considerable lustre cultural. En diversas épocas ha tenido un señalado renombre en la música, la pintura, la escultura, la danza, el teatro, y entre diferentes vertientes, la cerámica y otras artesanías. Igualmente, como decíamos, en los diversos géneros literarios. Hubo épocas en que siendo relativamente un ejemplo social y político, también lo era en las artes mayores y menores.

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Basta repasar la historia, muchos hechos y personajes han tenido protagonismo en la crónica andaluza y española. Pero en Andújar ha faltado una perspectiva historicista que reconociera la magnitud de su devenir cultural y los personajes que han influido en él. Se ha ido a cuestiones puntuales y perspectivas demasiado sesgadas. En siglos atrás la ciudad acogió una importante presencia clerical con no pocas comunidades religiosas que se sumaban al censo de parroquias y ermitas. Igualmente es reseñable su caudal nobiliario que por lo general nutría puestos preminentes de la población a lo que posteriormente se sumaría en el devenir del tiempo un substancial burguesía instruida. Y no olvidemos que por contar con una situación estratégica tuvo en el devenir del tiempo una llamativa vida comercial y social. Todo ello fue un buen caldo de cultivo para que Andújar tuviera cierto sesgo cultural. Un ejemplo es el llamativo número de celebraciones festivas de finales del XVI y XVII, donde no se regatearon esfuerzos para darles brillantez y donde no faltaron los ingredientes literarios. En estos Siglos de Oro Andújar destacó advirtiéndose en su notable aportación a la literatura, como, por ejemplo, nos ha mostrado el profesor Aurelio Valladares (cuyo trabajo al respecto mencioné en el pasado artículo). Siguiendo el recuerdo de algunos autores, en poesía, señalemos a Fray Francisco de Guadarrama, trinitario del convento de Andújar que vemos participar y obtener diversos premios en las justas poéticas de Baeza, Martos,…, en Andújar, en 1627 en las Fiestas por la Beatificación de los Primeros Mártires del Japón, o en las Fiestas por la Conducción del Agua, en 1633.

De las dos justas andujareñas dio cumplida y pormenorizada referencia el escritor andujareño Francisco del Villar, con sendas crónicas, donde relaciona todas las obras participantes destacando las de María de Rada, Manuel Salcedo del Villar o él mismo, todos ellos andujareños. Además de otros poetas que pudieran ser ocasionales (Valladares los relaciona). Valoración aparte merece la poeta María de Rada que a principios del siglo XVII la encontramos como una destacada escritora andaluza. El encabezamiento de un poema suyo la presenta como, «vecina de la ciudad de Andújar, muger de esclarecido ingenio y gran virtud», lo cual hace suponer, que debió ser muy bien considerada en su tiempo. Al no mencionarse en los datos que se aportan sobre ella parece que no tenía vínculos familiares relevantes, ni pertenecía a ninguna orden religiosa. Teniendo en cuenta estas circunstancias, y siendo mujer y viviendo en aquella época, debemos estar ante una persona, y ante una escritora relevante.

Sus publicaciones, normalmente impresas en Jaén o Granada, muestran una mayoritaria tendencia hacia lo religioso. Francisco del Villar señala la «modestia» como condicionante para la actividad literaria de proyección pública de la escritora. A María de Rada se la encuadra en el llamado grupo antequerano, Grupo de Antequera: un colectivo poético surgido en aquella ciudad y encabezado por Pedro Espinosa en el siglo XVII, que seguía las directrices barrocas procedentes de los círculos granadinos. Así tiene presencia en el cancionero manuscrito 'Bariedad de sonetos' recogidos de diferentes autores. Por Ignacio de Toledo y Godoy (1627-1628), editado por Dámaso Alonso y Rafael Ferreres bajo el título de 'Cancionero antequerano' (1950), donde figuran dos sonetos con estrambote, ambos de corte satírico, en los que se nos muestra como autora ya consagrada.

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