El virus reformula la acogida y atención a los necesitados

El Centro de Acogida e Inserción San Vicente de Paúl está a punto de cerrar: «Un año muy movido». Así lo define su coordinador, Francisco Cubilla, quien describe para IDEAL todas las sensaciones tan contrapuestas que se han vivido. «Con lo resultados del programa de inserción estamos muy contentos». Ocho personas han pasado por este programa, de los cuales, la mayoría han encontrado un trabajo, o se hallan en los pisos tutelados para asistir a los talleres que aún se desarrollan en el centro. «Hemos cumplidos objetivos», afirma Cubilla.

Respecto al programa de acogida, reseña que durante la época del confinamiento han tenido muchas demandas, que a lo largo del resto del año. Pero por contra, en el seno de este centro de atención y acogida se han vivido situaciones más dramáticas, por el percance de salud que sufrió el párroco que preside el centro y por el fallecimiento de uno de los precursores de este edificio. «A esto se ha añadido el confinamiento que provocó la no presencia física del voluntariado», recuerda Cubilla.

Actuación

El coordinador destaca la coordinación y rapidez del equipo de trabajo para reorganizar el centro. «El albergue se ha quedado más acogedor y limpio que nunca», destaca Francisco Cubilla. En este sentido ahonda en el apoyo que le ha brindado la población. «Nos han donado mascarillas, productos desinfectantes y comida», detalla.

El responsable de este centro, que va a ser declarado de utilidad pública, se muestra preocupado por el futuro inmediato, ya que la pandemia sigue latente. «Estamos diseñando un protocolo para el programa de acogida para que el voluntariado no corra riesgo». Las acogidas se realizarán solo al final del día y en otro espacio diferente. Otra de las incógnitas que planean sobre el ambiente, consistirá en resolver la campaña de atención a los temporeros de la aceituna.