Borrar
Antigio cine español. ANDÚJAR IDEAL
Subyugante noche encantada

Subyugante noche encantada

OPINIÓN ·

«Quiero en definitiva acercarme a esa ciudad de tantos perfiles, y tan extraordinarios»

ALFREDO YBARRA

ANDÚJAR

Domingo, 4 de agosto 2024, 13:26

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

En alguna ocasión en este mismo espacio hemos hablado del tema que hoy nos vuelve a ocupar. Pero es que esta noche (como otras muchas noches de otros muchos veranos) en la que escribo estas líneas me abstrae en su inefable susurro de magias y misterios y me lleva a divagar y a fantasear sobre la Andújar de leyendas, hechicería, brujas y aparecidos.

No obstante en estas noches de estío es muy vivo el recuerdo de aquellas otras noches infantiles y adolescentes en las que tras jugar en las Vistillas nos arrimábamos a los corros callejeros de doña Amalia o de tía Enriqueta, solícitos a escuchar alguna historia de 'miedo'. O cuando iba a la casa serrana de mi tía Anita, y la tata Sole, en la cocina, nos contaba al grupito de niños allí embobados, en la mejor tradición oral, historias de brujas y aparecidos que deambulaban por cementerios, caminos, cortijos y casas encantadas.

Y la cosa se ponía tiritante cuando la luz se iba y nos alumbrábamos con 'palomillas de aceite'. Y si había tormenta, con relámpagos que parecían pestañeos del otro mundo, el sobresalto nos amilanaba, durante largo rato (luego, en la cama, no era poco el repelús que nos embargaba). Un morboso interés cuajó en mi adolescencia haciendo que me dejara turbar por las películas de vampiros y hombres lobo, por los Christopher Lee y Paul Naschy de turno, que se proyectaban en aquellos añorados cines de verano: Tívoli, Español, campo de fútbol de San Eufrasio, Plaza de Toros, o Avenida. Igualmente, entonces, en las noches de verano, en el patio de casa, y sin más luz que la del cielo estrellado escuchaba aquellos programas radiofónicos de Jiménez del Oso, con su voz áspera, reproduciendo las primeras psicofonías y relatando historias pavorosas. Aquello dio paso a que poco después leyera Drácula de Bram Stoker, Frankenstein o El moderno Prometeo de Mary Shelley, la Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe o las leyendas becquerianas.

Quiero en definitiva acercarme a esa ciudad de tantos perfiles, y tan extraordinarios, y que en los últimos tiempos hemos reducido prácticamente a un sólo semblante. Y entre sus múltiples facetas Andújar es mágica, misteriosa y brujeril, lo que la ha colocado, bizarra, en el refranero y en la literatura culta y popular. En alguna ocasión les he hablado aquí de una vecina de Andújar, María González, que en el siglo XVII fue acusada de bruja y llevada al tribunal del santo Oficio.

En realidad se trataba de una alcahueta que preparaba afeites y conjuros para influir en asuntos amorosos. Se cuenta que uno de los miembros del Santo Oficio en vista de la inconsistencia del asunto y con el obstinado ánimo de culpabilizar a pesar de todo a la acusada sentenció que, «en Andújar la que no es puta es bruja».

Eran tiempos donde especialmente se perseguía la herejía y las mujeres fueron presa fácil de la inquisición; por ser el lado débil de la población y por su papel social y familiar; algunas se singularizaron en prácticas que podemos calificar de pseudocientíficas/naturalistas. A eso influyó mucho la tradición oral que propagaba subyugantes historias de hechiceros y brujas. Andújar, una población muy diversa, cosmopolita, al paso de diferentes culturas, fue un lugar apropiado para ser centro de estos personajes y de diferentes hechos macabros. Pero fueron también otros lugares a los que se les colgó este sambenito.

De hecho cuentan con refranes prácticamente iguales. Andújar se regía por el fuero de Cuenca. La familia de fueros emparentados con el fuero de Cuenca alude invariablemente al castigo que merecen las hechiceras y herboleras. El género femenino aparece como protagonista de esas prácticas prohibidas, cosa que no sucedía en los textos jurídicos de la tradición romanística.

Las mencionadas profesiones se castigaban, siempre en femenino, juntamente con la alcahuetería, conservándose esa tradición a lo largo de del tiempo, quedando luego plasmada, en personajes como la Celestina y otras alcahuetas propias de Andújar que aparecen en nuestra literatura y en las que se entremezclan el curanderismo supersticioso, la magia herética y el proxenetismo. Así, muchos textos locales preveían la pena de muerte en la hoguera para esos delitos probados. Así, por ejemplo, reaparece el fuego como elemento purificador en el fuero de Alcaraz, Alarcón, Teruel, Béjar, Baeza, Plasencia o Andújar, entre otros lugares.

La Inquisición y los poderes públicos fomentaron la alarma social contra estos personajes, con un interés muy concreto de proteger su poder y su ortodoxia dogmática frente a las prácticas esotéricas de carácter heterodoxo.La noche tan profunda y embrujadora está repleta de hechizo. Seguiremos hablando de ello en otro momento

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios