La sequía amenaza con mermar a la mitad la actividad montera en Andújar
CAZA MAYOR EN LA CAPITAL DE LA MONTERÍA ·
El término municipal de Andújar puede ser uno de los grandes afectados por la calidad y el gran número que se organizanJOSÉ CARLOS GONZÁLEZ
CORRESPONSAL
Miércoles, 18 de octubre 2023
El pasado fin de semana arrancó de forma oficialmente la temporada de caza mayor, donde la sequía y la escasez de precipitaciones van a tener una incidencia muy negativa en la 'capitalidad de la montería', Andújar, donde la práctica cinegética posee un enorme arraigo y tradición. El término municipal, cuenta con más de 60 cotos de caza mayor, ocupando una extensión aproximada de 113.000 hectáreas.
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La calidad de las reses, la gran extensión de la sierra y ya la enorme dedicación de la nobleza a mitad de la década del siglo pasado, le han otorgado pedigrí al mundo de la caza mayor en Andújar, que en la temporada pasada empezó a levantar cabeza tras dejar atrás lo más duro de la pandemia.
La sequedad del terreno ha mermado la calidad de las reses, que también se han visto afectadas por a enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) que, según los datos, ha acabado con cerca del 10% de la población de ciervos, a nivel general. Desgraciadamente, la serranía andujareña no ha sido ajena a esta circunstancia. Además, la escasez de agua ocasiona un agotamiento de especies como el ciervo o el corzo, por lo que se reducen el número de ejemplares.
Las rehalas
Otros de los grandes perjudicados son los perros de las rehalas, por lo que las monterías pueden estar desprovistas de uno de sus elementos más característicos. «Con la falta de agua y la calor un perro se te puede morir en una rehala, por un ataque, de ahí que los rehaleros esperen a que vengan las lluvias para que estén en condiciones para la caza», constata Santiago Vicaria, uno de los responsables de una conocida empresa de organización de monterías
Organizaciones monteras ha reducido el cupo, y algunas fincas han decidido descansar por la falta de agua en los pozos y abrevaderos. En el caso de la se Santiago, calcula que va a reducir un 50% la actividad montera. En un año normal, suele organizar una decena de monterías. El descenso de la actividad montera repercute también de una forma muy negativa en el turismo y en la comercialización de la carne de caza, por lo que aquí se pierde riqueza.
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Santiago espera que se cumplan los augurios que vaticinan copiosas lluvias en los próximos meses, «para empezar a salvar la temporada del año que viene, porque el campo se halla en una situación límite y peligran otras actividades como la agricultura y la ganadería», avisa.
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