La reisiliencia iliturgitana frente a la covid-19 en esta tercera ola
La ralentización de la subida de hoy viernes de los contagios evita de momento las restricciones y el cierre perimetral porque ayer jueves estaba abocadas a ellas
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ
ANDÚJAR
Viernes, 29 de enero 2021, 20:42
Existe un término que fue adquiriendo protagonismo en la primera ola de la pandemia, resiliencia, que habla de la capacidad para superar situaciones traumáticas.
Es eso lo que le está pasando a Andújar en esta galopante y feroz tercera ola del coronavirus, que aguanta contra viento y marea sus embates, tras una segunda que se cebó con especial virulencia, dejando 28 fallecidos. Cuando el jueves parecía que ya iba a superar la tasa de incidencia de 500 (se quedó en 499, 8) este viernes se redujo hasta la 437, mejor incluso que la semana pasada. Y eso que ayer sumó 13 nuevo contagios. De momento se salva del cierre perimetral, que sí se ha tenido que adoptar en Marmolejo, al rebasar esa tasa. Andújar es de la ciudades más importantes de la provincia que se salvan (junto a Alcalá la Real) porque Jaén, Linares, Úbeda, Bailén y Martos han rebasado la tasa. El alcalde, Paco Huertas, destacó este hecho en el pleno que celebró la Corporación el pasado jueves, alabando al inicio de la sesión el comportamiento de la ciudadanía.
Sin presión hospitalaria
A diferencia de las dos primeras olas, el Hospital Alto Guadalquivir no tiene hasta la fecha presión hospitalaria, porque ayer viernes estaban ingresadas 12 personas en planta y dos en la UCI, aquí denominada Unidad e Críticos. «Respecto a otras zonas hospitalarias, nosotros estamos extrañamente bien», señalaron ayer profesionales sanitarios. En el transcurso de esta semana los ingresos empezaron a subir, pero ayer se produjo un ligero descenso. En esta ola gente con menos edad son los que frecuentan las urgencias. No obstante, los profesionales sanitarios rehuyen de la euforia porque son conscientes de que la situación puede cambiar, porque suelen acudir familias enteras a urgencias.
El comercio es uno de los grandes beneficiados de que no se rebasen las cifras en Andújar y pueblos de la comarca. «Lo peor de la pandemia fue cuando nos cerraron perimetralmente en la segunda ola porque el comercio de Andújar vive de la comarca porque aquí viene todos los días gente de los pueblos de al lado», comenta el comerciante de ropa, Antonio Molina. Agrega que otro hándicap es el cierre a las seis de la tarde de toda actividad. «Hemos tenido unas semana buenas hasta mediados de enero», precisa Molina.
Francisco Uclés, responsable de una cafetería en la calle 12 de Agosto, señala que están pagando ahora «el desmadre de las Navidades, y no nos ha compensado tanto movimiento porque solo hemos alcanzado el 25% de beneficios respecto al año pasado y ahora nos estamos infectando». Uclés reclama ahora un cierre de fronteras y más agilidad en el transporte en las vacunas. «Las ayudas que nos dan no sirven porque son pan para hoy y hambre para mañana», tercia este hostelero.
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