La procesión de la Ropera adquiere un auge inusitado

El grupo parroquial de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de los Dolores, del poblado de La Ropera, se ha empeñado en dotar de otra dimensión y boato a su Viernes de Dolores, en una noche imprecada de encanto y mansedumbre.

Su procesión de la Virgen Los Dolores, así se le conoció hasta 2018 cuando procesionaba esta talla, ha ido adquiriendo un auge irrefrenable. En el año 2019 se incorporó la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud, que representa a Cristo con la cruz al hombre camino del Calvario, por la calle de la Amargura, justo en el instante que se encuentra con su Madre, Nuestra Señora de los Dolores y las santas mujeres de Jerusalén.

Nuevas tallas

Este viernes por la noche completó su paso de misterio con las nuevas efigies de la Verónica y Santa María de Cleofás, para convertirse en un conjunto escultórico imponente y conmovedor. También se añadieron el paño de la Verónica y la primera fase de los candelabros arbóreos. Las solemnes sones de la Banda de Cornetas y Tambores Dolores del Rosario, de Baeza (hoy acompaña a la Borriquita), la gentileza de las gentes de alma noble de La Ropera y los murmullos del Guadalquivir, que se confunden con las primeras brisas serranas, endulzaron este momento de aflicción. Acompañaron el consiliario, Antonio José Morillo, el alcalde, Paco Carmona, ediles de la Corporació, y el presidente de la Agrupación de Cofradías, Alfonso Soto.