
Un político de amplio bagaje
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«Pedro Manuel de Acuña y Espinosa de los Monteros, fue ejemplo de uno de los iliturgitanos de gran nivel que alcanzaaron grandes estrados de responsabilidad»ALFREDO YBARRA
ZAGUÁN
Domingo, 26 de enero 2025, 14:01
No es que la ciudad haya tenido siempre la mirada tan constreñida como ahora. No, son innumerables las épocas en las que su pulso fue muy fecundo y ancho, de profundas y diversas perspectivas, donde tuvo un caudal amplio y poliédrico, con altas cúpulas, y biografías, de diversa índole, que distinguidas destacaron en los anales provinciales, regionales y nacionales. Fue Andújar un referente. Fue un ariete que pisó caminos, y tocó alamares, avanzados, siendo un cruce de caminos en la vanguardia.
Tendríamos algún día que analizar seriamente el porqué de sus altibajos, de su devenir hasta llegar a su actual situación, la pérdida de esa condición donde el pensamiento (o los diversos pensamientos), las humanidades, letras, cultura, literatura, historia, filosofía, las diferentes y argumentadas ideas e ideologías, tenían peso específico en la población y la proyectaban.
Si en el pasado 'zaguán' poníamos el ejemplo de Pedro Antonio de Acuña y Quadros, hoy quiero referirme a su nieto, Pedro Manuel de Acuña y Espinosa de los Monteros, como ejemplo de unos iliturgitanos de gran nivel que alcanzaron grandes estrados de responsabilidad a la par que destilaban un significativo nivel humanístico. Pedro Manuel de Acuña y Espinosa de los Monteros nace en Andújar el 18 de febrero de 1834, siendo bautizado en la parroquia de San Miguel Arcángel. Sus padres son Luis María de Acuña y Camila María Espinosa de los Monteros. Estudia la carrera de leyes. Aunque cultiva disciplinas literarias como la poesía, la dramaturgia y el periodismo, es en el terreno político donde alcanza gran relevancia. Se casó el 5 de enero de 1860 con Elvira Pérez de Vargas González de Castejón, de cuyo matrimonio nacieron seis niñas y un niño. Era primo de la reconocida escritora Rosario de Acuña y Villanueva, con la que mantiene cierta cercanía intelectual. El gran valedor de Pedro Manuel de Acuña será el general Serrano.
Su arraigo progresista se evidencia ya en el primer cargo que ocupa como concejal del Ayuntamiento de Andújar por Unión Liberal en 1865. Sobrevenida la sublevación de 1868, La Gloriosa, el compromiso con los principios de la revolución democrática y con el nuevo régimen tras la caída de Isabel II, se hacen patentes desempeñando la presidencia de la Junta Provisional de Gobierno de Andújar. Es nombrado Gobernador Civil de Jaén y alcanza la presidencia de su Diputación Provincial, cargo que desempeña en 1868 y 1869. Su carrera política se dispara siendo gobernador civil de Badajoz, Burgos, Málaga, Toledo y Sevilla. Como diputado a Cortes ejerce en el Congreso durante cinco legislaturas entre 1872 y 1898, por la provincia de Jaén, representando, sucesivamente, a las circunscripciones de Baeza, Martos y La Carolina. Tras la experiencia republicana en 1874 es nombrado director general de Beneficencia, Sanidad y Establecimientos Penales; con Sagasta alcanza la dirección general de Agricultura, Industria y Comercio en1881; y con los liberal conservadores de Romero Robledo entró a formar parte como vocal del Consejo Superior de Filipinas, hasta su disolución. Fue nombrado gentilhombre de Cámara sin ejercicio del rey Amadeo I. Se le concedió la gran cruz de Isabel la Católica y el título de comendador de la Orden de Carlos III.
Pedro Manuel de Acuña no perdió sus raíces. En diversas ocasiones organiza reuniones-visitas con amigos y familiares a la Quintería, a la sierra y a la propia Andújar. Se le atribuye la Loa de la aparición de la Virgen de la Cabeza (1885) que fue acabada por su hija Camila. Dicha obra fue representada por vez primera en noviembre de ese año en el salón de la casa familiar, en la corredera de Capuchinos, con motivo de la bajada de la imagen de la Virgen. Se volvería a representar en 1909, el año de la coronación canónica de la sagrada talla. Suya es también una Loa a la Virgen del Alcázar, de Baeza. Es autor la obra de teatro en verso De este agua no beberé, en tres actos; y la obrita Carolina (en un acto) representada en Andújar por el afamado actor Rafael Calvo y publicada en 1878 en La Violeta, periódico de Andújar quincenal de contenido esencialmente literario (también daba información local) cuyo propietario, José María Andújar y Cardeñas, estaría cercano al republicanismo. Pedro Manuel de Acuña fue un asiduo colaborador, con composiciones poéticas, de la revista Cádiz, que fundara y dirigiera la jiennense Patrocinio de Biedma.
Colabora igualmente en El Canipé, La Ilustración Española y la ya citada publicación andujareña La Violeta. Como amante de la sierra de Andújar escribe diversas crónicas en la revista El Campo. Fue autor de apólogos morales y políticos, epigramas y otros poemas. Fallecía en Madrid el 28 de septiembre de 1903.
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