Monumento de Espinosa de los Monteros en Andújar. IDEAL ANDÚJAR

Personajes difuminados

OPINIÓN ·

«La ciudad anda perdida en el olvido, el menosprecio o la ignorancia, de quienes fueron y son, ejemplos de admirable excelencia, o artífices y puntales de nuestra historia, de nuestra conciencia de pueblo»

ALFREDO YBARRA

ZAGUÁN

Lunes, 16 de octubre 2023, 13:33

Vengo, venimos, diciendo, algunos, desde hace ya tiempo (incluso muy machaconamente), lo desconsiderada que es Andújar, antes y ahora, con personajes locales variadamente insignes; hombres y mujeres auténticamente relevantes. De tiempo viene el dicho de que en todas las casas cuecen habas y, en la mía, a calderadas (El Quijote II 13). Pues eso, que lo que digo se da en todas partes, pero en Andújar ahondamos profusamente en ello. La ciudad anda perdida en el olvido, el menosprecio o la ignorancia, de quienes fueron y son, ejemplos de admirable excelencia, o artífices y puntales de nuestra historia, de nuestra conciencia de pueblo.

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Es absurdo poner ejemplos, una sucinta relación sería ya enorme. Hace unos días en Bailén se recreaba entre otras actividades la famosa batalla de 1808 (incluso la localidad cuenta con un museo). Andújar en la actualidad vive de espaldas a los personajes que protagonizaron la batalla y su contexto, siendo plenamente protagonista de aquellos hechos, algo de lo que ya he hablado resumidamente en este espacio del periódico. El pasado jueves se celebraba la Fiesta Nacional de España. Manuel Espinosa de los Monteros (Andújar. 1.730? - 1.810) fue oboísta, compositor y director de la Real Capilla de Música durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. En 1769 publicó una edición corregida de su Libro de la Ordenanza de los Toques de Pífanos y Tambores que se tocan en la Infantería Española. En dicho documento aparece por primera vez la Marcha de Granaderos o Marcha Real, cuya autoría se le adjudica. Carlos III lo adopta como Himno de Honor en 1770 y la popularidad social lo convierte de facto en himno nacional. Isabel II lo declarará himno oficial de España. En la plaza de la Constitución de Andújar se encuentra un monumento dedicado a este eminente músico realizado por el escultor Antonio González Orea. Consta de un monolito con el busto de Manuel Espinosa que mira a un fragmento de la partitura y debajo aparece una placa interpretativa.

También Orea señala que dona esta obra en memoria de su madre, Rosario. Seguramente sería bueno aprovechar y desarrollar diversos actos en torno al contexto de estos dos ejemplos y de paso enfatizar perfiles de la ciudad, hoy muy diluidos. La gavilla de iliturgitanos brillantes es muy grande. Algunos están al menos subrayados en los anales locales, pero otros, ni eso.

Ejemplo de lo que decimos, que ha quedado muy eclipsado, es Antonio-García Negrete Mariscal, uno de los protagonistas de un siglo XIX (igualmente la primera parte del siglo XX) en la provincia, un tiempo en el que Andújar tuvo momentos relevantes y con andujareños que destacaron sobremanera. Y traigo a colación a García-Negrete, porque ayer ordenando papeles encontré un artículo suyo de 1850 titulado 'Retratos de romería', interesante especialmente por el análisis de los diferentes estereotipos psicológicos que, a su juicio, coexistían en el heterogéneo paisaje humano que se citaba en la Romería de la Virgen de la Cabeza. Antonio García-Negrete Mariscal nace en Andújar en 1813 y fallece en la capital jiennense en junio de 1.880. Aunque médico de profesión, destaca como periodista y político liberal (republicano federal). Así, en 1.850 colaboró intensamente en el proyecto del periódico El Iliturgitano junto a José Garzón y Manuel M. Montero Moya.

Con Bernardo López o Montero Moya entre otros intelectuales impulsa o colabora en diversos diarios de carácter progresista de la provincia, como es el caso de El Loco de Jaén, El Correo de la Loma de Baeza, La Unión Progresista de Jaén, El Cerro de Jaén o El estudiante. Tras la revolución de 1.868 funda El Centinela de la Revolución, diario republicano de la provincia de Jaén. Como político representó a Jaén en la firma del Pacto Federal de Córdoba (1.869), fue concejal, y alcalde de Jaén en 1873; siendo diputado durante la I República. Fue así mismo director del colegio de Humanidades de Martos y publicó la obra Tratado de analogía o lexicología, sintaxis, prosodia y ortografía castellanas (1870). Escribió una significativa obra poética que apareció en diferentes publicaciones de la época. Alfredo Cazabán decía que García-Negrete pasó su vida consagrado al trabajo, al estudio y a la enseñanza, cultivando «como sabio humanista, el trato de los modelos más selectos y la amistad de las formas más clásicas y académicas«.

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Andújar no puede ser sin conocer y asumir vivamente la fuerza de su historia, la grandeza de sus eximios vástagos; sin convertirlos en su más alto pebetero.

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