Una de las terapias desarrolladas en el centro. AFA ANDÚJAR
El presidente del colectivo de la zona reclama más apoyo de las administraciones

La pandemia también afecta al deterioro del alzheimer

SOCIEDAD, ASOCIACIONISMO Y SALUD ·

El confinamiento privó a algunas personas enfermas de la terapias que suponían una mejora de su calidad de vida y ralentizar la enfermedad

JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ

ANDÚJAR

Domingo, 14 de marzo 2021, 20:45

La Asociación de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias de Andújar (Afa Andújar) ha intensificado su trabajo y lucha en esta época de pandemia. «Para seguir manteniendo nuestra manera de trabajar y actuar», señaló a IDEAL su presidente, Antonio Porras.

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Este colectivo sigue asistiendo a sus usuarios, y además lo hizo nada más decretarse el confinamiento en los hogares de las personas usuarias. «Fuimos de las primeras en regresar a nuestra sede y hemos tenido que lamentar un descenso de la asistencia del 50% de los usuarios», constató Porras.

El presidente de Afa Andújar precisó que este descenso no se ha producido solo para la covid 19, sino también por la pérdida de la capacidad cognitiva de estas personas. «La enfermedad del alzheimer no tiene cura, pero estábamos manteniendo a la gente y hay personas que no eran de las peores que estaban y directamente se han encamado en los tres meses de confinamiento», narró Porras.

Una de las medidas que adoptó su colectivo para mitigar estos efectos fue la de activar toda la innovación tecnológica. «Empezamos a trabajar y pusimos en marcha la tele asistencia», recordó el presidente.

Un total de 46 personas asistían a los talleres en la sede que la Afa Andújar dispone en el Centro Municipal de Iniciativas Sociales, antes de la llegada de una forma abrupta y terrible de la pandemia del coronavirus, y ahora se han quedado con una veintena de personas a las que atender. «Ahora tratamos de cumplir con todas las medidas sanitarias que se nos imponen desde las administraciones de las cuales no estamos encontrando mucha ayudas, porque tenemos que afrontar más gastos, y al principio toda eran muy buenas palabras, pero ahora no se acuerdan de ninguna asociación», deploró Porras, quien rogó a las administraciones, y en concreto a la más cercanas a que: «Apoyen a aquellos colectivos que están realizando el trabajo que tendrían que realizar ellas».

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Trabajo diario

Afa Andújar se ha afanado con sus propios medios y material mobiliario de que las personas usuarias cumplan con todas las medidas de seguridad. «Ahora bien, si hubieran venido los 46 usuarios tendríamos que haber invertido más dinero en mamparas», ataja Antonio Porras.

La sede de Afa Andújar da cabida a los talleres de estimulación y aquí combinan lo tradicional con las nuevas tecnologías ya que en la sede disponen de la pizarra digital, tablets y ordenadores y desarrollan la wi-terapia, sin olvidar las terapias con el lápiz y el papel. «Tenemos una infinidad de técnicas y terapias y pretendemos que sean distintas para que no se aburran», acotó Porras.

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Las personas que van a los talleres también disfrutan de los servicios de fisioterapia, logopedia y musicoterapia. «Aunque hemos tenido que modificar algunas cosas». El presidente de Afa Andújar constató que estas terapias ralentizan el desarrollo de la enfermedad, «porque desgraciadamente no se puede detener», clarificó Porras, quien admitió que estas técnicas mejoran la calidad de vida de estas personas. «Seguro que estarían mejor que si se quedasen en sus casas y también el venir a nuestra sede supone un respiro para los familiares que tienen que estar pendientes durante todo el día», reconoció. Porras lleva luchando para que la sociedad andujareña reconozca el trabajo que realiza su asociación. «Veo en otras ciudades que empresas y colectivos se han volcado con las asociaciones y aquí tienes tú que ir a pedir», indicó decepcionado. Porras aseveró que son los «grandes olvidados» e imploró porque se practicara más la solidaridad en el municipio con las asociaciones que trabajan por los demás.

Antonio Porras duda seguir en el cargo

La enfermedad de su madre motivó a Antonio su implicación en la asociación a la que se unió en 2001 , dos años después de su fundación. Desde 2004 es directivo y desde 2007 es presidente. Ya medita dejar el cargo. «Soy de los que pienso que no debemos perpetuarnos en los cargos», considera.

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Confesó estar decepcionado con el Ayuntamiento de la ciudad. «Tengo la sensación de que la mitad del equipo de gobierno se ríe de mí, porque presentamos propuestas y necesidades y llevamos ya un año y medio sin respuesta y lo que más me entristece es que se burlan del colectivo», dijo.

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