Las palomas ya no campan a sus anchas por la barriada Plaza de Toros

El Ayuntamiento está combatiendo a las palomas en la barriada Plaza de Toros atendiendo a la demanda ciudadana de la vecindad de la zona. «La cercanía con la vega agrícola y el río, la disponibilidad de agua fresca en gran fuente circular y la existencia de numerosos nidales en los recovecos de la Plaza de Toros, hacían de este barrio el lugar idóneo para el emplazamiento de palomas», ha explicado el concejal de Medio Ambiente, Juan Francisco Cazalilla.

La dificultad a la hora de seleccionar e instalar jaulas en los puntos elevados más adecuados y mejor orientados, el complejo manejo de la Plaza de Toros como enorme refugio de nidos, y la existencia de una gran fuente de agua que servía de abrevadero a la palomas, han sido trabas que finalmente han sido superadas por los técnicos y operarios municipales tras meses de varias pruebas y ensayos.

Plan

Este trabajo centrado en esta barriada forma parte del Plan Municipal de Control de Palomas, que se activó justo después del confinamiento y que con la colocación de 16 jaulas distribuidas por toda la ciudad, ha capturado ya 700 palomas en los últimos meses. Juan Francisco Cazalilla ha indicado que era un reto disminuir la población de palomas en este barrio, «estábamos en deuda con los vecinos afectados», ha admitido. Después de diversos intentos, su área ha seleccionado varias ubicaciones propicias y colocado hasta tres jaulas de captura. «Hemos instalado 25 metros de barreras con pinchos en la corona de la fuente de la Plaza Toros, que están funcionado para ahuyentar a las palomas», precisa. Además, se está preparando una captura con redes mecánicas. «En definitiva, ya estamos corrigiendo el problema, y seguiremos evaluando estas medidas para conocer su eficacia», ataja el edil.

Un grupo de vecinos de la Plaza de Toros emprendió hace ahora justo un año una campaña de recogida de firmas que presentó al Ayuntamiento, donde exigieron alejar de la fuente a las palomas que acudían a beber y bañarse a diario y de una forma continua. Denunciaron que estos animales se solían distribuir por los tejados de los edificios y los llenaban de excrementos, afectando a los toldos y viviendas. También encontraron palomas muertas y plumaje en los toldos de sus terrazas.