La enfermedad mental ya no es tabú

Mesa informativa de Afemac para dar a conocer la enfermedad mental.
Mesa informativa de Afemac para dar a conocer la enfermedad mental. / J. C. G.
  • OTRAS MIRADAS | ASOCIACIÓN AFEMAC DE ANDÚJAR

  • La Asociación de Familiares y Enfermos mentales de Andújar y Comarca lleva casi una década visibilizando estos casos y ayudando a los pacientes a que se inserten en la sociedad

Las habilidades sociales son unas de las verdaderas protagonistas en esta entidad. Y lo son porque la Asociación de Familiares y Enfermos Mentales de Andújar y Comarca (Afemac) lleva casi una década de forma independiente -antes funcionó como una delegación de la asociación de Jaén- empeñada en mejorar la calidad de vida de los enfermos mentales y sus familiares. Y es precisamente este aspecto, el de las habilidades sociales, uno de los que más trabajan con sus socios a través de dos psicólogas, ya que consideran que mejorándolas pueden integrarse mucho mejor en la sociedad.

Así lo piensa su presidenta, María José Barragán, quien enfatiza que en el tiempo que lleva constituida la asociación tienden la mano «en todo lo que podemos» a todos aquellos que les demandan ayuda. Un equipo formado por seis personas que cumple cuidadosamente su función y que se apoya en una red de voluntarios para poder llegar a todos los afectados.

Así, su misión es mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad mental y sus familias, defender sus derechos y representar al movimiento asociativo. Se reconocen como un movimiento de acogida, apoyo, autoayuda, de atención y de representación de las personas con enfermedad mental y sus familias, que proyecta a la vez interna y externamente un discurso normalizador del trastorno mental.

Afemac colabora con Salud Mental de Andújar, en una estrecha relación con el centro. De hecho, la mayoría de los integrantes que tienen les llegan derivados de allí, aunque también cuentan con personas que han pedido ayuda a la entidad directamente. «En nuestra asociación tienen también cabida algunos miembros que, aunque sin enfermedad metal, sufren algún tipo de trastorno pero no encuentra una asociación específica que pueda atenderlos», cuenta María José. La entidad no solo tiene un ámbito local, sino comarcal, ya que acoge personas de municipios colindantes.

La integración social es su máxima. Por ello, trabajan especialmente en fomentar las actividades físicas y socializadoras. «Lo importante es que salgan de casa y de su habituación, algo muy habitual en casos como estos porque estas personas tienden a aislarse y a no querer relacionarse con nadie», explica la presidenta de la asociación. Aquí encontraríamos casos de esquizofrenia, bipolaridad o depresión endógena, entre otras.

Diversas actividades

Con este objetivo, llevan a cabo una gran diversidad de actividades. Por un lado, las físicas, con las que se ha comprobado una mejoría palpable no solo en la salud, sino también en el estado de ánimo, siempre hacia un punto más positivo. El Ayuntamiento de la localidad colabora con la asociación cediendo las dependencias del polideportivo para que puedan practicar ejercicio, además de contar con monitores para la gimnasio de mantenimiento.

Las manualidades también se encuadran dentro de los ejercicios físicos, ya que muchos de los pacientes padecen torpeza en las manos debido a la medicación que deben tomar, por lo que «este tipo de actividades en las que tienen que manipular objetos pequeños con las manos les vienen muy bien». Buscan, además, siempre ocupaciones que puedan motivarles, para que «se impliquen y quieran practicarlas, además, en grupo», añade. A estas tareas se une también un taller de cocina con el fin de que puedan desenvolverse en el hogar si viven solos o que ayuden a la familia en casa. «También les inculcamos los beneficios de la dieta sana, no se trata solamente de hacer recetas de cocina», cuenta María José Barragán.

Además de este tipo de ejercicios físicos, también trabajan otros de tipo intelectual en los que se hallan los talleres de habilidades sociales, como se ha mencionado anteriormente. Se trabajan las relaciones con el resto de miembros de la sociedad. Pero también ejercitan la memoria o, por ejemplo, practican con la informática o el inglés. «A algunos de ellos les llegó la enfermedad mental en la adolescencia o ya en edad adulta por lo que tuvieron la oportunidad de tener nociones de inglés y no queremos que las pierdan, sino que las sigan potenciando».

A este tipo de acciones globales se une la atención individualizada con cada usuario porque «a veces tienen recaídas o pasan por épocas más vulnerables», dice la presidenta, quien argumenta que no solo se trata a los enfermos, sino también a sus familias porque «son las que viven el día a día con ellos y también precisan más ayuda de lo que pensamos».

A domicilio

La ayuda a domicilio constituye otra de las patas de esta asociación. Si algún paciente no puede acudir a la sede de la asociación por cualquier motivo, miembros de la entidad se desplazan hasta su hogar, principalmente para reforzar las actividades intelectuales.

María José reivindica la importancia de este tipo de asociaciones, habida cuenta de que «la Administración hoy por hoy, lamentablemente, se limita a las visitas al psiquiatra y el ATS, así como el control de la medicación. «Pero este tipo de enfermos precisa un seguimiento diario y un apoyo al enfermo y la familia al que la Administración pública no llega», dice. Es más, «ellos son conscientes de ello, por lo que son los primeros interesados en que existan asociaciones de este tipo que puedan suplir las carencias que puede haber». De hecho, la asociación funciona gracias a la financiación pública de proyectos. «De otra forma, sería muy difícil subsistir, ya que la cuota a los miembros y socios es prácticamente simbólica», explica María José.

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