La feria contada por un viajero inglés

Por poco que rasquemos en la documentación que podamos encontrar al respecto, la feria de Andújar, en tiempos pretéritos, y no tan pretéritos, hasta las últimas décadas del pasado siglo siempre salía bien parada

alfredo ybarra

Lunes, 12 de septiembre 2016, 20:22

Charles Bogue Lufmann, un viajero inglés que recala en la ciudad (como otros tantos escritores aventureros del XVIII y XIX) y que escribió A Vagabond ... in Spain, publicada en Londres en 1895, nos cuenta muchas cosas cosas de la feria, que en gran medida hasta extrañan a su forma de mirar el mundo. Le sorprenden, y queda fascinado por esta feria que cuenta que se celebra en los primeros días de septiembre. Por ejemplo dice: A primeras horas de la tarde llegué a Andújar donde encontré un tiempo estupendo: tiempo de feria, posadas llenas de clientes buenos pagadores y posaderos que no se dejaban intimidar por vagabundos y caminantes".

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La ciudad le agrada, dice que es un pueblo limpio, con una bonita situación, repleto de edificios antiguos, y arguye que sus gentes también son antiguas como lo son sus costumbres. Y en su extenso relato sobre la ciudad señala:En ningún otro pueblo de España he visto tantas ventanas bonitas, creadas para que contenidas Doroteas o Dolores puedan mirar desde ellas, o sentarse para escuchar los requiebros amorosos y pelar la pava; o las más bellos relatos de las proezas de aguerridos caballeros de la España de antaño.

Escribe que la feria de Andújar es una de las más bonitas de España, y señala que acercarse a ella es una de las cosas más agradables que puedan imaginarse. Así dice que: no está compuesta simplemente de caravanas chabacanas y gitanos, vendedores callejeros y hombres del espectáculo chillando e intentando conseguir espectadores. El escritor se detiene bastante en su relato en esta feria, la tuvo que vivir con cierta intensidad en comparación con otras cuestiones que cuenta en su libro. Dice de que el lugar de la feria estaba situado en una extensa y bonita terraza natural bordeada en uno de sus lados por una antigua muralla romana y en el otro por el Guadalquivir. Todo este espacio estaba transformado en una verdadera Ciudad del Placer veraniega. Describe que había una doble fila de casetas muy bien hechas, y diseñadas con mucho gusto.

Lugares para bailar, cafés y kioscos de música se extendían a lo largo de un bonito paseo. Entre estas dos filas de casetas, puestecillos de dulces muy curiosos y de bebidas presentaban su mercancía perfectamente ordenada. El casino del pueblo y otros clubes o comunidades trasladaban sus sedes aquí durante la feria. Charles Bogue Lufmann escribe que todas las clases sociales estaban representadas en la feria, que se podía ver el moderno Círculo de la Perla, el Liceo, la Primitiva y los modestos Ordinarios e incluso otra más, los Solteros.

Cada una de estas casetas tenía un lugar para bailar, su banda, su personal ataviado con uniformes muy imaginativos y un bonito despliegue de banderines. Todas las noches los señores y señoras llevan a cabo un magnífico programa de bailes, unos vestidos de manera sencilla otros con trajes típicos mientras que en los zaguanes también hay música y juegos para los que no bailan, además, destaca que también siempre está el encanto de poder caminar por el paseo. Filas de lámparas y farolillos de brillantes colores inundaban el paseo con su luz, revelando una serie de imágenes siempre cambiantes mientras la alegre multitud se iba moviendo de arriba abajo.

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Igualmente, y me ciño a su escrito, flores en macetas y en tinajas están plantadas por miles formando parterres, setos y grutas alrededor de fuentes hechas para la ocasión. Todas estas tonalidades e intensos olores, mezclándose con los vestidos y los perfumes de la multitud, hacen que el aire de la noche esté cargado aunque siga siendo reconfortante. Y subraya que las mujeres más bellas que ha visto en España estaban en Zaragoza y Madrid y también aquí en Andújar. Charles Bogue Lufmann

Los asistentes a la feria, relata el viajero inglés, nacido en Devon, llegaban desde muchas partes y también desde los montes de Jaén, el ancho valle del Guadalquivir y las laderas y las hondonadas de Sierra Morena. Según cuenta, procedían de todas las clases sociales y estamentos, y su gran riqueza de atuendos y estilos hacían a la gran muchedumbre variopinta y deliciosa.

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Es una de las tantas miradas que en algún momento se han detenido a través de la historia en la feria iliturgitana. Deberíamos de reparar más en estas perspectivas para así conformarnos con más sentido.

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