Calurosa despedida que los feligreses dedicaron al párroco de San Bartolomé.

El sacerdote Juan Francisco Ortíz deja la parroquia de San Bartolomé para dirigir el Seminario Diocesano

Se despidió el pasado domingo de su feligresía de la iglesia de San Bartolomé, en la que ha ejercido como párroco desde el año 2007 hasta agosto de 2016. El nuevo obispo, Amadeo Rodríguez, lo ha nombrado para dirigir los destinos del Seminario Diocesano, en lo que contará, como vicerrector, con el sacerdote iliturgitano, salido precisamente de esta parroquia, Juan Carlos Córdoba Ramos, y a cuya tarea se incorpora a primeros del mes de septiembre.

ideal andújar

Martes, 30 de agosto 2016, 07:07

Juan Francisco, seguirá con el cargo de Delegado Diocesano de Cofradías, por lo que su vinculación continuará con la ciudad de Andújar, y muy especialmente como componente de la Junta Gestora de la Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza.

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En el templo, donde ofició una Eucaristía, concelebrada con el arcipreste Pedro Montesinos, no faltaron, los miembros de su equipo parroquial que han venido colaborando con él en las tareas de pastoral, así como catequistas, miembros del consejo parroquial, niños y jóvenes a los que se ha dedicado de un modo especial, así como miembros de las cofradías con sede canónica dentro y fuera de su parroquia, y de la pedanía de la Ropera, perteneciente a esta parroquia; también los hicieron sus padres.

Juan Francisco, que dijo en su homilía "haber vivido como una familia con su comunidad parroquial", se mostró agradecido y satisfecho de su estancia en Andújar e invitó a recibir y participar con el nuevo párroco, cuando sea nombrado, con la misma dedicación que lo habían hecho con él. Natural de Torres, en Andújar dijo haber vivido una de sus mejores efemérides, las bodas de plata de su ordenación sacerdotal. Un recuerdo también tuvo a sus padres Francisca y Cristóbal.

Al finalizar la celebración religiosa, que estuvo cantada por el coro parroquial, no faltaron los mensajes de despedida y la entrega de recuerdos, incluso con la participación de los vecinos del barrio. Una cena homenaje puso fin a una estancia pastoral que ha dejado una profunda huella entre, no sólo la feligresía, sino entre los iliturgitanos.

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