El asistente general de la Congregación de los Padres Paúles queda maravillado con el trabajo del Centro de Acogida e Inserción

Ha pretendido estrechar los lazos de fraternidad en una Congregación de rango internacional. En estos días ha tenido la oportunidad de conocer lo que en su día fue el Antiguo Seminario que formó a miles de jóvenes de la ciudad, la provincia y de otras vecinas y la labor de evangelización que se viene desarrollando en la parroquia de la Divina Pastora, donde prestan su servicio los Padres Paúles.

Confesó mostrarse encantado con la labor social que se viene realizando desde el Centro de Acogida e Inserción San Vicente de Paúl, que aglutina también a los organismos integrados en la ciudad en la Congregación como son la Familia Vicenciana, el ropero de San Vicente de Paúl y la Asociación de la Medalla Milagrosa. «Este centro está dirigido principalmente a los más pobres que entronca con la filosofía de los Padres Paúles que es la del trabajo y el servicio hacia los más necesitados, por lo que para mí es una señal de fidelidad», aseveró el Asistente General.

El Centro de Acogida e Inserción de transeúntes de San Vicente de Paúl cuenta con un máximo de 14 plazas para transeúntes y 20 de comedor. Allí trabajan cinco personas que cuentan con el apoyo de 75 voluntarios que a través de la rotación por turnos, trabajan con colectivo en la acogida de los transeúntes, cocina, limpieza, costura o ropero, entre otras labores. Cuenta con dos líneas de proyectos para la inserción de los usuarios como es el lavadero de coches y un taller de manualidades y restauración de muebles.