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ALFREDO YBARRA
Miércoles, 11 de mayo 2016, 07:28
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Las encuestas son lo que son y habría que analizar el qué, cuánto y cómo de ellas, pero tienen un significativo foco de evidencias si se hacen con trabajo cabal y exhaustivo interés, de lo que no dudo respecto de esta.
Pero al hilo de la misma, la opinion de los ciudadanos y su participación, por muchos motivos, por largas inercias y obligados acomodos, que nublan la perspectiva, tienen que incentivarse e implantarse de un modo categórico. Es una necesidad imperiosa el que los iliturgitanos salgan del mismo puchero de siempre, del ombliguismo impuesto, y, de la autocomplacencia, para tener cauces más vivos y decisorios de intervención en el devenir de la ciudad.
En cuanto a la encuesta, las respuestas indican que a los iliturgitanos les preocupa el empleo y la promoción de éste, la falta de competitividad y la falta de espíritu emprendedor que hay en la localidad, la caída del tejido industrial y el problema de la crisis con sus consecuencias, que son muchas. En la encuesta se sitúan los activos de Andújar, como que es una ciudad habitable y sostenible y que es una turística y un centro de compras de la comarca. También los resultados señalan que los encuestados creen que Andújar necesita ser un centro de oportunidades para el empleo y lugar de crecimiento y con elevada calidad de vida.
Como prioridades la encuesta resalta en orden: que se fomente la innovación y la inteligencia colectiva, que sea sostenible y que sea integradora para todos. A ello, nada que objetar. Me alegro de que haya resquicios de aire nuevo e innovador en la ciudad. Y al margen de la encuesta o a la par, parece que hay algunas ideas claras respecto a algunos objetivos de desarrollo ciudadano.
Pero los caminos se muestran cuando se andan, y a este le falta mucho por recorrer. Se tiene que plasmar en hechos, en realidades concretas y medulares. Pero es cierto que son los primeros pasos de este nuevo caminar legislativo. Ahora bien, noto la misma entelequia de siempre, el sentirnos en una burbuja aldeana que aún está muy lejos de los parámetros de lo que significa alcanzar una nota cualitativa alta en cuanto a la dimensión de ciudad que es. Eso se logra con una tarea profunda, coordinada en todos los campos y enfocando la mirada, que hay demasiados intereses precarios que se colocan como inapelables. Y lo primero es eso, saber diferenciar y cortar amarras. Se trata no de remozar, sino de regenerar desde muchos cimientos. Y lo sé, es difícil, pero Andújar lo necesita.
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