ISABEL RECA
Miércoles, 11 de mayo 2016, 06:32
A raíz de la polémica remodelación de la Corredera de Capuchinos, por cierto sin acabar de forma definitiva, después de que se abriera al tránsito rodado en los días de Navidad, han surgido por los cuatro puntos cardinales de la ciudad, calles que reclaman su arreglo, y en caso de que este previsto, otro tipo de arreglo, que no sea el proyectado.
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Los políticos han hecho causa de estas demandas, con el fin de ganarse el voto de los residentes en la zona. Todo comenzó, referente a los políticos y su implicación en las demandas, a raíz de que el PSOE instalase su sede por barrios para dejarse oír y escuchar. Así la calle Lope de Vega o los Emperadores, que retoman su vieja denominación de Huerta Maroto y eso que dicen que no hay que mirar atrás ni para tomar impulso.
Hubo un tiempo, dentro de ya periodo de gobierno municipal democrático, que el centro neurálgico de la ciudad estuvo más que olvidado, abandonado. Cuando se retomó, más que arreglo, fueron chapuzas y parches para un lavado de cara. Andando los años, los barrios periféricos fueron llenándose de nuevo asfalto.
En la última década, al gobierno municipal de turno le hemos oído enumerar y hablar de cientos de calles arregladas en su integridad unas, remodeladas otras, ya fueran céntricas o periféricas. Se ha puesto el empeño y el objetivo en lo que se ha venido a denominar y que la Junta de Andalucía ha reconocido como tal, Centro Comercial Abierto. A éste, se intenta incluir la Corredera de Capuchinos, eje vertebral de Andújar, antes como N.IV y ahora como eje comercial. Y ya queremos, por lógica, más.
Por supuesto que todos los vecinos tenemos derecho, vivamos donde vivamos a tener la mejor calle y en las mejores condiciones, pero hay casos y casos. Así, no vemos que levanten la voz, ni cuelguen pancartas los de algunas plazoletas emblemáticas a las que hace más de una década se le rompió el encanto. O calles que deberían gozar de determinado mobiliario y se le ha aparcado en beneficio de un bien común.
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Allí, en estos lugares, no se hace la foto el político de turno, porque el número de votos, no es tal vez lo suficientemente significativo. ¿Se han puesto a pensar que en vez de ir cada cual por su calle, sería más provechoso el sentarse y diseñar, conjuntamente, las necesidades reales de la vecindad de cada una, al margen de sus necesidades políticas? Quizás fuera más productivo que caldear los ánimos en busca del voto perdido.
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