Ese agua que se escapa
Para las culturas antiguas el año comenzaba en marzo que era un mes que muchos pueblos dedicaban para trifulcas bélicas. De ahí que estuviera dedicado a Marte como dios de la guerra. Correspondía esencialmente a un calendario lunar donde la naturaleza y los trabajos especialmente agrícolas señalaban las pautas.
ALFREDO YBARRA
Miércoles, 11 de mayo 2016, 07:30
Era un calendario de diez meses, donde el último era diciembre, el diez (no como ahora que es el doce). Entre diciembre y el comienzo del año siguiente había un período que no correspondía a ningún mes, dado que era el periodo en que no había labores agrícolas. Así que enero es un mes impostor, del gregoriano, que se pone primero por una lógica abstrusa. Por eso que para afrontarlo nos hartemos de comer, beber y bailar, para ofuscarnos y subir ese terreno extraño que llamamos cuesta de enero.
Pero déjenme que haga un pequeño estropicio con las hojas del calendario y apelando a Marte nos invitemos a afrontar un año nuevo en actitud guerrera. Sí, me explico, nada de hacer sangre, nada de armas. Pero Andújar nos necesita y toca arrebato, desde este primer mes del nuevo año. Esa es la actitud guerrera que nos pide, que seamos combativos en nuestra implicación ciudadana. Ya he visto aquí y allá brotes verdes en este sentido, personas cansadas de consentimientos ciegos, hartas de dejarse llevar por la corriente, que empiezan, no a mirar, sino a contemplar la ciudad y a darse cuenta de que lo que Andújar necesita, lo que desea, lo necesitamos cada uno de nosotros, personalmente y en nuestra relación colectiva, para ser auténticamente y poder crecer, y eso ya va hiriendo a muchos.
Que los intereses de nuestro pueblo nos incumben vitalmente a todos y nos apelan a movernos, a coger las armas de un nuevo talante y a participar en un proceso que rompa el molde que se nos ha endurecido alrededor. Las próximas elecciones municipales pondrán muchos titulares en el cielo iliturgitano, con una magnífica maquinaria de propaganda, alguna muy bien engrasada. Pero a todos los partidos les deberíamos de pedir un giro copernicano total en ciertos modos, en su trato con la ciudadanía, en sus propuestas, en sus promesas.
A veces, su capacidad de fabulación, se vuelve melancolía y desconfianza, cuando fallan sus pronósticos y echan culpas a los otros. Algunos deforman el debate público y lo confunden con un monólogo con altavoces, distante de lo que observa la gente del común. Por eso debemos de apelar a que nos muestren una reformulación vitalista.
Démosle un voto de confianza aún. Andújar no puede seguir, como ese pilarillo de la Fuente Sorda, dejando escapar el agua de su esencia, el agua de su manantial vertebral. Y no son lalabras más o menos bonitas o poéticas, lo que digo existe y hay que aber rascar y encontrar ese sustrato de lo que significa la ciudad. Un año nuevo ha llegado y sólo queda tiempo para convocarnos a una batalla, pacífica, pero intensa por una ciudad capitalizadora de proyectos nuevos y realistas, por una señera y alumbrada andujanía.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.