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Pan y circo

Hace más de 2000 años Juvenal acuñó esta frase que viene como anillo al dedo para describir lo ocurrido el 7 de septiembre en la plaza de Andújar. Un recinto en el que han hecho el paseíllo todos los grandes del toreo. Desde Gallito y Belmonte hasta José Tomás y El Juli, por poner un ejemplo pretérito y otro de hace muy poco.

LUÍS MIGUEL PARRADO

Miércoles, 11 de mayo 2016, 08:48

Sin embargo ahora "torea" El Cordobés. Y lo escribo entre comillas porque lo de ese hombre es cualquier cosa menos torear. De hecho, en Andújar cometió una falta de respeto a la autoridad de tal calibre, que espero que la sanción sea ejemplarizante. Antes de que eso ocurriera había andado a la deriva con el primero, que pidió siempre ir metido en las telas. Pero su toreo zafio y de poco compromiso, donde los toques son desplazadores y todo surge sin el mínimo ajuste, se contrapone con cualquier toro que pida hacer un mínimo esfuerzo. Con todo, le regalaron una oreja.

El cuarto, sin embargo, fue el ideal para cualquier torero. Un carretón nobilísimo, bondadosísimo, tuvo buena clase y metió la cara con una obediencia increíble. Pero también andaba medido tanto de raza como de transmisión. Así que dejó andar tremendamente a gusto al "torero", que le dio una cantidad incontable de muletazos donde las apreturas brillaban por su ausencia. Zorro como es, se fue pronto a los terrenos de sol, donde montó su parafernalia habitual con la gente e incluso echó mano del "salto de la rana" que caracterizó a su supuesto padre.

Quede claro que el toro, ni de lejos, era de indulto, e incluso llegó a distraerse con descaro, aburrido de pelear, en el último tercio de faena. Pero el de Arganda (porque este "cordobés" nació en Madrid, no en Córdoba) se propuso esa meta por narices, provocando al público y echándoselo encima al presidente en una actitud vergonzosa, impropia de quien se llame torero. Ya lo había intentado el año anterior, pero lo de este año fue la misma sinvergonzonería, corregida y aumentada. Curro Martínez, que estaba en el palco, tuvo clarísimo desde el primer momento que no había que ceder ante semejante chantaje. Y estuvo perfecto en todo, menos en una cosa. Y es que, con dos avisos ya encima, y el tiempo del tercero pasado de sobra, en cuanto el matador entró a matar debió sacar otra vez el pañuelo, mandarle el tercer aviso y castrar la posibilidad de ningún trofeo. Porque eso es lo que se mereció, además de una sanción, quien protagonizó un hecho vergonzoso, absolutamente denigrante para el toreo.

A todo esto, el espectador, encantado con su pan y circo; el aficionado, indignado ante un espectáculo denigrante; y el matador partido de risa porque el numerito ?todo

preparado, no vayan a pensarse que esto es algo que surge espontáneamente- le había salido casi redondo. Lo dicho, antes en Andújar toreaban Gallito, Belmonte, El Viti, Capea, Espartaco, Ojeda o Joselito. Ahora lo hace El Cordobés, que, por cierto no es Manuel Benítez, quien en su día también hizo el paseíllo en nuestra ciudad más de una vez. Qué pena de plaza y, sobre todo, qué pena de afición...

Así las cosas, el torero que marcó diferencias fue Miguel Abellán, por oficio y solvencia. Su primero, al que toreó muy bien de capote, duró poco en la muleta antes de rajarse. Con todo, fue noble, y permitió al torero realizar una faena donde de principio hubo más ligazón y después los muletazos ya hubieron de surgir uno a uno. El quinto fue el de menos clase del encierro, pero él anduvo perfecto en el planteamiento. De principio dio tiempos antes de dejársela ahí para que no parase y ligar tandas cortas. Luego, cuando el toro se rajó le sacó hasta el último en los adentros con absoluta superioridad. De no pinchar le habría cortado las dos.

A David Valiente se le notó mucho en el primero la inactividad. Es demasiado tiempo un año sin vestir un traje de luces, así que no llegó a cogerle el aire al que le abrió el lote. Transfigurado en el sexto, que fue el más bravo de la suelta, David tuvo la inteligencia de perderle pasos de principio para meterlo en el engaño, antes de ponerse a torear en redondo con ligazón. La estocada, al igual que en el otro, fue de libro, y las dos orejas, indiscutibles.

PLAZA DE TOROS DE ANDUJAR

DOMINGO 7 DE SEPTIEMBRE.

6 toros de ROMAN SORANDO, bien presentados y de variado juego. Destacó por su nobleza el cuarto, "Narigón-34", premiado con la vuelta al ruedo; siendo el de más raza el último de la tarde.

MANUEL DÍAZ "EL CORDOBÉS" (azul noche y oro):

Oreja y dos orejas tras dos avisos.

MIGUEL ABELLAN (blanco y azabache):

Oreja y oreja.

DAVID VALIENTE (turquesa y oro):

Oreja y dos orejas.

Los tres matadores salieron a hombros. Tras banderillear al tercero saludaron Francisco Tornay y Juan Manuel Arjona.

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