Aquellas ferias de antaño, el cambio de ubicación del tradicional Colón al actual ferial
Fue en el pasado siglo, sí, así como suena, en el siglo XX. La Feria de Andújar era la Feria de Septiembre, lo dedicada en honor al Patrón San Eufrasio ha llegado, prácticamente, con el siglo XXI y más antiguamente, otra historia. Pero vamos a lo que ha cambiado en menos de medio siglo. Entonces, eran los Jardines de Colón los que albergaban toda clase de casetas, cacharritos y demás atracciones de la feria.
IDEAL Andújar
Miércoles, 11 de mayo 2016, 06:26
Luego, con el crecimiento de población y de las necesidades de diversión, los Jardines de Colón quedaron como espacio para las diferentes casetas, que iban creciendo en número, mientras los cacharros, aquí siempre se les llamó así, fueran para pequeños y mayores, se iban instalando en el paseo de Las Vistilla. Frente a ellos y como reclamo de negocio, se instalaban toda clase de tómbolas y puestos de turrón, que por entonces era otro de los atractivos de la feria; nadie se iba sin su trocito o su pasta el último día; vamos que junto a los churros con chocolate era el broche después de asistir al espectáculo de fuegos artificiales.
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Aquella feria, ni mejor ni peor, simplemente otra feria. Tan hondo caló aquella imagen en el espíritu festivo de los iliturgitanos que, la frase bajar a la feria no termina de erradicarse en el habla local, cuando hoy día es todo lo contrario, no bajamos, sino que subimos. Añoranza, haberla hay para algunos, quizás por lo recóndito del lugar y la cercanía, frente al espacio actual. O tal vez porque tenía otro "sabor". Recordar aquella imagen de feria de ciudad que va creciendo es todo un relax para la imaginación. Pero puestos a pensar con lógica y sin apasionamientos, el actual recinto es más apropiado para la ciudad en la que hoy queremos vivir.
Bien es verdad que, cuando en los últimos años del pasado siglo, se tomó la decisión municipal de trasladar la feria a su lugar, una mayoría no le gustó. Entre otras razones, porque el lugar no se veía ni como sitio apropiado, ni reunía las condiciones para ser recinto ferial. Con los años, ha ido cambiando su fisonomía, hasta llega a la imagen de la Feria 2014. En principio, y aunque no con demasiadas condiciones, tenía más de un punto a su favor; así la tierra que nos llenaba de chinitas los zapatos había desaparecido, dando paso al asfalto.
La amplitud de la zona, demasiado grande decían algunos, permitió la instalación de un mayor número de casetas, que fueron creciendo desmesuradamente, para en los últimos años, fruto de circunstancias económicas, reducirse, aunque no para llevarse las manos a la cabeza. La idea de la Plaza Cofrade, con el objetivo de albergar dependencias de hermandades y cofradías en las que sacar unos euros, fue acertada, otra cosa es que la normativa vigente, entre otras, no permita su instalación como los interesados quisieran.
Otra de sus ventajas, ha sido el paseo de caballos mañanero, en una ciudad donde caballos y caballistas deben tener su espacio. A ellos, se les ha sumado, en un par de años, los enganches y carruajes, que en esta edición 2014, con la instalación de toldos en el paseo, es de esperar aumenten en número y a ser posible ganen en vistosidad, por lo que atuendos se refiere. Es cierto que los toldos no evitarán las altas temperaturas, pero sí que las amortiguarán y permitirán unas sombras que no existían. Estos, junto a un arbolado que empieza a hacerse notar, después de alguna década, plantas y flores han cambiado la imagen de este espacio que en su día se viera tan negativo.
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Después de este análisis, más o menos descriptivo de lo que fue la feria de Andújar y lo que es hoy, no cabe decir, sino que hemos ganado. Sobre todo hemos ganado, con las reformas actuales, un espacio integrado en la ciudad que permitirá no sólo que los iliturgitanos y visitantes disfruten en los días festivos, sino que sea para el uso y disfrute, como paseo, de todos los días del año. Porque las fechas, es decir los días de celebración, también han sido otras que han cambiado con los años y el recinto. De aquella fijación del 7 al 12 de septiembre, hemos pasado a la conveniencia, más o menos cercana de ella, que sea fin de semana, sin perder el festivo por excelencia.
Así pues de los jardines de Calón, por cierto enterrados desde los años cincuenta al actual recinto ha pasado un siglo, pero la feria, aquella que naciera con espíritu ganadero, de compra y venta de ganado sigue ahí, pese a quien le pese y a quien diga que debería desaparecer. Porque además hoy se complementa con otros llamados eventos que nos están llevando lejos, como es ANDUCAB.
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