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Éxodo veraniego

Con la llegada del verano, en Andújar llega la inevitable "huida" de la ciudad a la sierra, a esos hogares veraniegos que por estos parajes denominamos "viñas", en recuerdo de aquellos viñedos que rodeaban las casa que poblaban por entonces Sierra Morena.

ISABEL RECA

Miércoles, 11 de mayo 2016, 07:32

Hoy, los viñedos prácticamente están desaparecidos, salvo honrosísima excepciones como los de Capellanías y, por el contrario las que sí que han proliferado son las "viñas", es decir, las casas de recreo, no sólo de muchos de los iliturgitanos, sino también de quienes atraídos por el paisaje, la flora y la fauna del hoy Parque Natural de la Sierra de Andújar, optan por hacerse de un enclave, bien en propiedad o en alquiler.

Los hay para todos los gustos y posibilidades, para la temporada del estío completa, meses, semanas e incluso de fines de semana. Existen, esparcidas por toda la serranía, grandes casas y también incluso pequeños apartamentos. Todo para poder disfrutar de la naturaleza que, en otros tiempos se consideraban otras estaciones como más idóneas y, hoy por lo acondicionado de las construcciones permite hacerlo en cualquier estación del año. Además de poder respirar un aire puro serrano, en especial por las noches, donde las tertulias se alargan hasta la madrugada.

Estas circunstancias, las de poder disfrutar de un paraje serrano tan sumamente cercano, hace que la ciudad viva, especialmente los fines de semana, un éxodo masivo. Porque además quien no tiene un pariente o amigo con quien poder compartir el finde.

Con los conciertos municipales, programados ahora en parques y jardines en la tarde noche del viernes, se cierra prácticamente la vida ciudadana en Andújar. Como mucho, se alarga un poquito a la mañana del sábado, por aquello de las compras en el Mercado de Abastos y demás establecimientos de comestibles. La ciudad respira soledad y silencio en la tarde del sábado y la jornada del domingo, que sólo rompe las campanas de las iglesias con el toque a la misa dominical.

Dicen que la crisis ha reducido el periodo vacacional de los iliturgitanos. Indudablemente el salir fuera de la localidad con aquellos largos periodos de antes, sólo quienes en tiempos de vacas gordas se hicieron de propiedades en la costa. Hoy, en líneas generales, el iliturgitano se limita a las pequeñas escapaditas de fin o semana completa y el resto para la ciudad y lo que ya se conoce como "Costa Bellota", por aquello de los chaparros y sus frutos.

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