Una página de la historia
La Plaza de España de Andújar acogió, por primera vez un acto de exaltación y sentimiento Nacional. En las páginas de la historia de la ciudad se escribió una jornada nunca vivida hasta ahora. Casi tres centenares de personas, de ellas más de un centenar de mujeres y un considerable número de jóvenes, dejaron constancia, con su juramento a la Constitución Española de 1978 y su homenaje a la Bandera Nacional, que nuestra Nación, la Ley Suprema que un día nos dimos los españoles y la bandera roja amarilla y roja es la que nos une por encima de ideologías.
ISABEL RECA
Miércoles, 11 de mayo 2016, 09:09
Y lo escribo así de claro, porque puedo asegurar que, en contra de lo que algunos quisieron o quieran ver, allí estábamos de diferentes maneras, políticamente hablando, de pensar; de una, de dos y hasta de tres formaciones distintas, militantes o simpatizantes. Allí se demostró lo que nos une, por encima de lo que nos separa y que no se puede ni debe mezclar lo uno con lo otro. En estos momentos, históricos, ha sido quizás o sin quizás el mejor momento para demostrarlo.
El marco incomparable de una Plaza que tiene tanto significado para los iliturgitanos, tenía que servir y sirvió, para que demostrásemos la unión que existe entre pueblo, gobierno y ejercito. Por eso, allí se encontraban no sólo quienes se comprometían con la defensa y el honor de su Patria, quienes les gobiernan y quienes se encargan de su Seguridad y Defensa, estos últimos representados por la Brigada de Infantería Mecanizada "Guzmán el Bueno", a quienes le debemos, junto con el gobierno municipal de haber vivido, no sólo esa jornada, sino una semana de relaciones y convivencia con el ejercito, y los jefes de las demás Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a nivel local, con su jefe el Subdelegado del Gobierno en la provincia jiennense.
Quien quiera ver otra cosa, que la vea, pero allí lo que hubo fueron mucho viejos y jóvenes deseos cumplidos de demostrar, por qué no, lo que muchos sentimos y se nos daba la oportunidad de demostrarlo ante la opinión pública, sin vergüenza ni cortapisas, como otros lo hacen con lo que ellos siente. Aunque también es verdad, que con una cierta "ventajilla", lo nuestro era sobre la legalidad vigente en estos momentos.
Los iliturgitanos que asistieron como espectadores, en medio de una cuidada ornamentación y organización supieron estar, como siempre lo hemos hecho, a la altura y con la dignidad que el acto requería. Si la Ofrenda a los Caídos y el Toque de Oración requería del silencio general, así se hizo, cuando los himnos de España y de Infantería lo requirieron, los aplausos y los vivas a España, al Rey y al Ejercito se sucedieron con el entusiasmo propio de quienes lo sienten y lo viven.
Fue una mañana calurosa, en todas las acepciones del término, de emoción y de temperatura, que se vivió como Andújar se merece y para que quede escrita en las páginas de su Historia, como otros tantos acontecimientos que en ella están.
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