Navidad

Nada original el titulo de este espacio. A nadie le resultará impactante. Estas son las fechas que estamos viviendo y por lo tanto, nada sorprendente el título. Pero lo que no sé si lo será tanto, es el significado que hoy tiene el término y si somos capaces de reflexionar realmente sobre el mismo. Porque no es la primera vez que coincide, o al menos eso creo yo, con cierto debate y controversia.

ISABEL RECA

Miércoles, 11 de mayo 2016, 08:44

Navidad son fechas en las que conmemoramos el Nacimiento, con mayúscula, el nacimiento de Jesús, Dios, pero también hombre. Y he aquí, como decía que no es la primera vez que coincidiendo con estas fechas y esta conmemoración, salta el debate de la ley del Aborto. Casualidad o no, nos hace pensar que mientras con tanta efusión pronunciamos la elocuente frase de ¡Feliz Navidad¡, es decir felicidad porque nos ha nacido un Niño, el Niño Dios, por otro lado cuestionamos el nacimiento de tantos y tantos otros niños que podrían nacer y que no nacería según que artículo o no artículo de una ley.

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No voy a entrar ni en términos legales, ni en términos jurídicos, porque doctores tiene la magistratura, sino que me voy a referir, porque así lo considero, en lo puramente humano. No sé si quienes consideran, afirman o desean determinadas condiciones para que se produzca un aborto, han convivido o al menos conocido a quienes no están en la línea de lo que consideramos normalidad. No sé si han compartido la sonrisa de quienes no se desenvuelven como ellos, ni siquiera han asistido a su aprendizaje ilusionante cuando descubren que son capaces de hacer algo que nunca pensaron. Quizás ni siquiera han pensado en quienes cuelgan de su cuello el oro, la plata o el bronce de unas paralimpiadas, gracias al esfuerzo y al tesón, pero sobre todo porque creyeron en ellos o en ellas sus entrenadores.

Permítaseme, por esta vez, y en nombre de todos ellos, que me refiera a nuestra hipocresía, a nuestra falsedad y a lo políticamente correcto, al margen de la realidad, la verdad y los sentimientos. Nochebuena, Nochebuena de Amor, dejémoslo, para que sea el preludio de una Navidad auténtica, jubilosa, pero sobre todo libre de hipocresía y sí llena de humanidad. La opinión es libre, por supuesto, faltaría menos en una democracia consolidada como la de España, pero seamos coherentes. Quienes deseamos y nos alegramos por el Nacimiento del Niño Dios, que eso es Navidad, no puede pensar en lo contrario cuando se trata de otros niños. Practiquemos la coherencia, y no sólo en Navidad.

¡Felicidades¡

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