Ponernos de cara

Ya estamos metidos de lleno en el otoño. Incluso se nos va ese tiempecillo que quería prologar los flecos calurosos. La lluvia parece poner todo en su sitio. Y ahora la ciudad y sobre todo su masa humana parecen ponerse muy, pero que muy serios, y llaman al portón del frontispicio iliturgitano.

ALFREDO YBARRA

Miércoles, 11 de mayo 2016, 08:50

 

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Desde los lados públicos y privados, se necesita un cambio. Conforme están las cosas, hay unas motivaciones perentorias, unos requerimientos, que hoy por hoy son de máxima urgencia y de inminente necesidad. La crisis es clarísimo que nos afecta a todos incluso a los que viven anclados a una seguridad laboral a la que no le falta la nómina mensual medianita, al menos. Ya, ya sé que he hablado de estos temas varias veces en esta ventana que toma el nombre de esas entradas aa nuestras casas que daban la bienvenida con otra alegría que ahora. Pero, sin ser político, ni responsable en cargo de alguna institución con verdadera ascendencia en la médula de la vida local, simplemente por tener la fortuna de tener este atril periodístico, me veo en la obligación de recordárnoslo. Ya peino algunas canas como para saber que esto me aúpa en unas lindes. Hoy poy quiero mucho a este pueblo y ese querer se plasma en lo que sé, hilvanar palabras que reflejen sentimientos. Las circunstancias nos ahogan a todos, a empresarios, a empleados, a autónomos, a funcionarios, a industriales, a todos. A unos directamente, a otros de un modo indirecto. Pero ahora no valen sólo los intereses privados, sino que tenemos que buscar un estatus común, ciudadano que armonice algo la deriva.

Estamos jodidos, como en tantas partes. Pero nos interesa Andújar. Y eso no significa que nos anclemos en conformarnos y decir que es tiempo de austeridad por lo que debemos vivir en penumbra, a la espera de mejores tiempos, postrados asumiendo los palos y la vergüenza. Que es una filosofía que trufada con otras, y con formas de ser nativas, circula, muy mucho por Andújar. Tenemos nuestras escapaditas, nuestros apartadillos personales de peñas más o menos conformadas de grupo o amigos, que si la viña, que si tal o cual pantalla que nos evade para pasarlo bien un rato, olvidar,...y ya está: "dejarse llevar". Bastante hacemos, se dice, con la borrasca que nos cubre; lo poquito que concebimos es ya un triunfo. Y no, no es esa la respuesta a la realidad. Disfrazar la penuria y el estatismo con subrayados de fuegos artificiales tiene las piernas cortas y el algodón al final no engaña. Ganarán, parece, los pregoneros de la arquitectura arenosa de playa, pero las olas la borrarán. Sólo hay que mirar alrededor y ver quienes se han dejado de milongas para buscar el valor añadido, nuevas actitudes, que apuntalen la falta de recursos y sustenten unas ideas innovadoras. Hay lugares donde un coraje colectivo está aflorando para aportar novedad, diferencia al mundo viejo anterior. ¿Y nosotros?.

Es tiempo de sincerarnos y de ponernos las pilas; de buscar para el desarrollo productivo de Andújar unas líneas estratégicas muy trabajadas, incluso consensuadas significativamente con los sectores sociales, políticos y económicos. Deberíamos dar sentido a toda ersta amalgama que hoy es Andújar, Poner en solfa unos cuantos planes de ruta que podamos seguir unánimes, sin colores, sin rencillas (qué iluso soy). Si Andújar quiere nadar desahogadamente debe generar un alto porcentaje de compromiso. Tiene valores de muchas clases, sobrados ( siempre se dice, pero,...) para ello que hay que encarar. No vale dar la espalda, lamentarnos y sólo pedir que los papás de turno nos den la paga.

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