Tiempo para la Esperanza
Seamos claros. La situación actual de la plaza de toros de Andújar no es la que los aficionados que quedamos en estos contornos desearíamos que fuera. Pero también es mucho, muchísimo mejor de la que se auguraba a principios de año. Entonces, hace apenas unos meses, las nubes no podían ser más negras después de que ni siquiera llegara a abrir sus puertas durante la pasada temporada. La verdad es que lo ocurrido en 2012 era algo que, tarde o temprano, iba a pasar, porque se veía venir desde que la actual propiedad de la plaza se hizo cargo de ella y empezó a jugar a la ruleta rusa de arrendar la plaza al que más dinero ofrecía, que no al más solvente.
LUÍS MIGUEL PARRADO
Miércoles, 11 de mayo 2016, 09:05
Hasta entonces (estamos hablando de finales de 2005) y desde 1984, se había vivido un periodo de estabilidad, regida la plaza por Diodoro Canorea, que fue uno de los grandes del empresariado taurino y como tal tuvo fuerza durante esos años para conseguir que las figuras del toreo pusieran en su agenda el nombre de Andújar, donde todos los años, por septiembre, tenía lugar una gran corrida de toros. E incluso en la temporada 1999 fueron tres corridas y una novillada picada las que compusieron la cartelería más extensa que jamás se ofreció en la feria de nuestra ciudad.
Sin embargo, ese periodo bajo el timón de Canorea marcó el progresivo declive del festejo que era tradicional para Romería porque, al hacerse esta fiesta cada vez más importante y con mayor número de eventos anexos, fue resultando más y más difícil encontrar el día apropiado para programar los toros. Lejos quedaban aquellos tiempos en que los romeros abandonaban con diligencia el cerro tras la procesión para poder llegar a Andújar con hora de ver una corrida que normalmente contaba con importantes figuras del toreo. Y casi tan lejanos están aquellos otros en que una joven generación de chavales que querían ser toreros ilusionó a los aficionados. El que más lejos llegó, con diferencia, y de hecho debe de considerarse el torero más importante que ha dado Andújar, es Juan de Félix porque, números irrefutables cantan, ha sido el que mayor número de temporadas ha estado en activo como matador de toros, y el único de todos que llegó a confirmar alternativa en Madrid.
El próximo 12 de octubre hará veintiocho años que mató su primer becerro en Andújar, en un cartel que encabezaba Enrique Martínez "Chapurra", quien lustros después tomaría la alternativa en el coso portátil que hubo de instalarse en 2003, y que ahora anda reclamando la oportunidad de hacer el paseíllo en la plaza de obra, la de toda la vida, que el pasado 25 de julio cumplió nada menos que 115 años de historia. Una efeméride que año tras año viene siendo obviada tanto por la propiedad de la plaza como por los diferentes empresarios que han ido regentándola desde que la familia Canorea y el resto de accionistas decidieran desprenderse de ella.
Y es que desde ese otoño/invierno de 2005 unas cuantas empresas han llevado el destino de nuestra plaza. Y que haya pasado por tantas manos en tan breve espacio de tiempo no es síntoma de buena salud y sí de que se cede al mejor postor, al que llegue con más dinero, sin importar las consecuencias posteriores que se puedan derivar. Y algunas pudieron ser muy graves, como contaremos más adelante. Así, el primer empresario que dio toros, en marzo de 2006, fue Andrés Mora, aunque los verdaderos organizadores fueron un grupo de amigos de David Valiente, por aquel entonces novillero con picadores, que hubieron de pasar mil escollos y aceptar unas condiciones leoninas para que les fuera cedida la plaza y poder montar así una novillada, festejo que entonces (y ahora) es claramente deficitario.
La feria de ese año la organizó Bernardino Galán, mientras los dos años posteriores fueron responsabilidad del taurino local Antonio Sáez, a quien quitaron la plaza de las manos para entregársela al sevillano Víctor Pérez, que empezó trayendo carteles de superlujo y acabó como pudo su gestión a finales de 2011. Justo después de eso acaeció una circunstancia que nos pudo haber costado muy cara. Entregada nuevamente la plaza al mejor postor, al único que no salió huyendo al escuchar la desorbitada cantidad que se pedía por su arriendo, éste resultó ser uno de los testaferros de un empresario cuyas andanzas son sobradamente conocidas en jugados, delegaciones de la Seguridad Social y mesa del convenio taurino. De hecho, hace escasos días ha montado uno de sus habituales escándalos en uno de las pocas plazas donde aún son tan incautos de sucumbir a sus cantos de sirena.
Afortunadamente no hubo toros en Andújar el año pasado. Tal como lo escribo lo pienso. Y es así porque, de celebrarse festejos y haberse producido algún impago por parte de la empresa (algo más que probable porque ya ha ocurrido en muchas otras localidades) los profesionales taurinos habrían denunciado a esa mesa del convenio, antes citada, cuya capacidad para actuar frente a la morosidad es contundente en grado sumo. Pero, al revés que en otras actividades, los taurinos no actúan contra el empresario, sino contra la plaza en sí, lo cual trae aparejado su inhabilitación para dar espectáculos taurinos hasta que no se satisfacen todas las cantidades pendientes. O sea, que en el peor de los casos, la peligrosa situación del año pasado habría derivado en un veto que no se hubiera levantado hasta producirse el pertinente pago, lo cual habría espantado a cualquier empresario serio que hubiera querido hacerse con las riendas de nuestra plaza.
Por eso decía que "afortunadamente" no hubo toros. Y afortunadamente (esta vez sin comillas) eso sirvió para que un empresario formal y solvente se dejara caer por Andújar. Es Juan Bajo, de RB Producciones Taurinas, una empresa nueva, pero cuyos componentes tienen una más que dilatada carrera profesional. Confieso que me alegré, y mucho, cuando supe que eran los nuevos rectores de nuestra plaza, porque gente así es la que nos hace falta por aquí. Gente con ideas claras, ganas de hacer las cosas bien y de no circunscribirse a venir a Andújar una semana antes de la corrida y marcharse el día después con la taquilla. Gente que quiere incluir la plaza en el espacio cultural de la ciudad, con visitas guiadas para que todos los andujareños sientan y conozcan como propio a un monumento que lo es.
El primer capítulo de esta nueva historia se verificará el día 6, con El Cordobés, El Fandi, David Valiente y toros de Román Sorando, que pacen y se crían en nuestra sierra. Quizá no es el mejor cartel posible, pero sí el más oportuno para intentar recuperar poco a poco la maltrecha afición de Andújar, que hace apenas seis años ponía la plaza de bote en bote. RB tiene tres por delante para sembrar, y ojalá que alguno más para recoger los frutos porque, no se olvide nadie, en estos tiempos es cuando hay que apostar por la honradez y no por aquél que viene amparado únicamente por una chequera que a lo peor resulta que no tiene fondos.
Por eso me ilusiona esta nueva etapa, pero me sigue preocupando que la plaza no sea de propiedad municipal, sino privada. Porque estoy convencido, absolutamente convencido, que hasta que nuestra plaza de toros no sea la de todos, el futuro no estará asegurado, porque quién sabe si no volverán los nubarrones negros que nos entoldaron la ilusión el año pasado sin que prácticamente nadie cayera en la cuenta de lo que pudo haber pasado. Pero ahora es tiempo de ilusión, de feria y de toros. De todo lo demás ya habrá tiempo de hablar cuando lleguen las canales...
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