Alfonso Rivillas

 

En nuestra sociedad se ha instalado la tradición de hablar bien de las personas cuando éstas han fallecido, aunque ello no significa necesariamente que en vida las hayamos tratado bien. Esta hipócrita costumbre empaña la atmósfera cuando uno quiere, con sinceridad, hablar bien de alguien que se lo merece, que se ha ganado la estima y el respeto de todos los que lo han tratado. Y ese es el caso de Alfonso Rivillas. Sin alharacas ni estridencias llevaba muchos años al frente de la destilería familiar fundada en 1952.

Casado con Maribel Bonachela, que proviene de una amplia estirpe panadera iliturgitana, ambos han sabido compartir sus vidas sabiendo las dificultades, sinsabores, la permanente dedicación, los momentos dulces, que conlleva el mundo de la empresa. Y a la par educar a sus hijos en un ambiente sencillo y afable, transmitido siempre en su círculo personal.

Fiel a su personalidad, tranquila, callada, Alfonso nunca ha buscado protagonismos engreídos, que tanto se dan en Andújar. Muy al contrario, desde su bonhomía, candor y humildad ha transmitido el espíritu Riska a muchos ambientes. Su experiencia con la tienda la Bodega y sus catas donde nos encontrábamos para aprender más que de los expertos que traía, de él, y de su hermano Juan, cosas de las esencias del vino. Mucho de lo que puedo presumir del bouquet, de los matices,..., de un vino, me lo han enseñado ellos. Y sobre todo, miren, miren en internet al teclear Licores Riska, la cantidad de licores, de ideas, de experiencias, y anécdotas, en la infinita variedad de sus etiquetas.

"Alfonso, el de madroño se ha quedado en el tintero, cuando estabas en ello". No sé quien lo dijo pero es cierto:"La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida." En Andújar muchas veces aplaudimos el egocentrismo, fútil tantas veces, y nos cuesta el reconocimiento debido a quien labra, sin bullicio, medulares renglones.