Luís Fernando Criado, misionero: “Lo que para nosotros es una crisis en Ecuador se vive de forma permanente”

Luís Fernando Criado Reca desarrolla desde hace cinco años y medio una intensa labor pastoral como párroco de Rocafuerte, un municipio costero al norte de Ecuador en la provincia de Esmeraldas donde la iglesia de Jaén mantiene una misión pastoral. Con una fuerte convicción religiosa y de dedicación a los más necesitados combina la predicación del evangelio y sus labores en la parroquia con otras labores más cotidianas, pero igualmente necesarias en una población tan empobrecida como ésta. Lo mismo ayuda en el traslado de un enfermo al hospital que intercede por la adquisición de unos libros para la formación de un jóven. Una perspectiva diferente social y económicamente a la que se experimenta en España que narra con tremenda sencillez y sensibilidad.

IDEAL Andújar

Miércoles, 11 de mayo 2016, 08:36

P.- Viendo la diferencia económica y social entre España y Ecuador, ¿Podemos quejarnos de que vivimos en crisis?

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R.- Estamos sufriendo una crisis respecto a lo que antes poseíamos. Hemos perdido trabajo, posibilidades... Lo que para nosotros es una crisis en Ecuador es diferente, se vive de forma permanente. Esmeraldas es una de las zonas más pobres de Ecuador donde existen muchas carencias aunque la población está más habituada. Se puede captar la alegría de la gente. Su preocupación es diferente, parece que hay otros valores que tienen más importancia para ellos. Teniendo mucho menos cuentan con otro espíritu.

P.- ¿La solución pasa por ser más solidarios con estos países?

R.- La solución no está solo en dar. Para nosotros como Iglesia los donativos nos ayudan, no podríamos mantenernos en concreto sin la ayuda de la iglesia de Jaén. Pero la solución no solo está en dar donativos sino en un cambio más profundo en la política y en la visión global de este sistema neoliberal que genera pobreza. Tapamos huecos, aportamos para la operación de un vecino, o adquirir los libros de un jóven, o en dar cobijo a una persona que no cuenta con vivienda pero verdaderamente necesitamos un cambio más profundo. La crisis está provocada por organismos y entidades que vienen de mucho más arriba y que están provocando cambios globales. Esas consecuencias nos llegan ahora a nosotros. Pero de todo esto podemos sacar una vertiente positiva. Ahora podemos ajustarnos el cinturón y cambiar también a nivel espiritual porque "no sólo de pan vive el hombre" hay otras cosas que quizás habíamos olvidado y que nos vienen ahora a la mente y al corazón.

P.- El Papa Francisco ¿Ha sido un revulsivo para el catolicismo al otro lado del Atlántico?

R.- Ha sido muy positivo para la mayoría de los católicos y también de muchos no católicos. Es muy interesante que el guía sea un representante de la iglesia mayoritaria como es la iglesia latinoamericana que lleva muchos años caminando al lado del pueblo, pendiente de las necesidades de los que sufren. Le da un tinte especial, más con los pies en el suelo y en contacto más con la realidad. La novedad ha sido más en Europa, más acostumbrados a representantes más heráticos y distantes y donde existe mayor impacto y comunicación. Vemos que es una persona con un talante muy diferente.

 

P.- ¿Cuáles son las principales diferencias que encuentra entre Andújar y donde reside?

La zona donde vivo tiene una economía de supervivencia, las personas viven al día, es lo que se llama la lucha por salir adelante. Las mujeres, por ejemplo, acuden a la orilla del mar para pelar camarón (gambas) para sacar dos dólares para dar de comer a sus hijos o los pescadores que salen a faenar, hacen una inversión en gasolina pero ese día quizás no pesquen nada. A pesar de todo, esas situaciones, ese vivir al día, no les provoca un gran estrés, viven a un ritmo diferente. Conocer el hambre de cerca es impresionante. Es una vida muy diferente a la que tenemos aquí.

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P.- ¿Generamos nuevas necesidades que nos hacen depender de lo material?

R.- Cada vez más, para bien y para mal. Leer un libro es una necesidad buena que te cultiva, pero el consumo de productos puede hacernos esclavos. El contacto con esta gente te hace ver que se puede vivir feliz con mucho menos.

P.- ¿Se ha planteado volver a España?

R.- La vida allí es tan apasionante, tan interesante, sentirse realizado pudiendo hacer algo por los demás, por su felicidad y desarrollo, que no me planteo volver si no es por enfermedad o necesidad.

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P.- Andújar es la tierra donde creció, donde desarrolló su infancia. ¿Qué considera que ha cambiado de entonces a ahora?

R.- Hemos perdido una serie de valores que yo veo en esos pueblos más pobres o en pueblos más pequeños de España. Esa relación más familiar con los vecinos, una convivencia social más humana. Ahora al tener tantos medios nos hemos vuelto más individualistas, más egoístas y en lo que respecta a la fe nos hemos alejado.

P.- Además de la económica ¿estamos ante una crisis de valores?

R.- Necesitamos a Dios, y no lo tenemos en cuenta. A veces o decimos que no existe o si decimos que existe, no mostramos interés. En ocasiones hemos mantenido una relación de conveniencia con Dios, acudimos a la Iglesia para pedirle porque nos pasa algo determinado. Cuando uno se acerca más sinceramente a la palabra de Dios se da cuenta que la religiosidad no es lo que a mi me conviene, sino acércame a Él para escucharle y hacer su voluntad en mi vida. En momentos difíciles como la enfermedad o la muerte se pone en crisis nuestra fe y se nos muestra si esta fe es verdadera o solo es por tradición o por conveniencia.

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P.-¿Ve en Andújar una religiosidad de tipo popular o más profunda?

R.- Hay por ejemplo, una gran devoción a María la Virgen. A la Virgen siempre hemos de mirarla como María, la madre de Jesucristo, mujer comprometida y entregada a la causa de su Hijo. No es una "señora" coronada solo para echarle flores, sino es la que nos dice: "haced lo que Él os diga". Hemos de cultivar una dimensión más profunda y que no se quede sólo en los "viva".

P.- ¿Qué podemos aportar y de qué manera para ayudar a estos países necesitados?

R.- Lo primero es informarnos, conocer y mirar el abismo entre la riqueza y la pobreza. En segundo lugar sensibilizarnos y empezar a colaborar. Podemos preocuparnos dónde va ese dinero que compartimos y darlo a quien lo gestiona bien. Hace poco tres sacerdotes de Jaén viajaron a Esmeraldas y han regresado muy contentos de conocer esa realidad. La clave está en no vivir a espaldas de nuestros hermanos.

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P.- Es habitual usuario de internet y de las nuevas formas de comunicación virtuales. ¿Se ha implantado su utilización también en el municipio desde donde reside?

R.- La gente joven cada vez tiene mayor acceso a los móviles. Tienen terminales en los que pueden ver películas, mandar imágenes...de todo, pero la mayoría no tienen saldo. Necesitan un móvil para optar a cualquier trabajo, que han de indicar en cualquier currículo y en el que estar disponibles. Es posible que si cuenten con móvil pero ese día es probable que ni siquiera hayan comido.

 

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