¡Ámalos también a ellos!

No juegues a un juego que no dominas,

JOSÉ MARÍA RUÍZ RELAÑO

Miércoles, 11 de mayo 2016, 06:16

¿No ves que perderás?.

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Juega más bien al tuyo, y hazlo con tus cartas.

¡Pero que tus cartas sean diáfanas, como el sol de mediodía!.

 

Déjalos a ellos prosperar en su cubil.

El brazo de uno sobre el hombro del otro,

vuelven sonrientes a la madriguera.

Sonríen, pero hieden a sangre fresca de hermano.

Son insensibles al dolor ajeno.

Construyen la verdad a su gusto, a su medida y conveniencia.

Se la creen y la imponen a los demás.

Se pudren en lo hondo de los abismos.

Se solazan en el hedor nauseabundo de sus cubiles.

Acumulan el fruto de sus rapiñas, se postran ante él y lo adoran.

Es su dios.

 

No los envidies. No los imites.

Vive, tú, sin embargo, al aire libre.

Vive desnudo, hijo.

Soporta las inclemencias del tiempo.

Ama a la tormenta.

Convive con el rayo.

Deja que el aire y la lluvia enjuguen tu rostro. No te importe.

Vuela tú libre y solo.

¡No tengas nada tuyo!. ¿Qué se te dá a ti, de tesoros pútridos? Extiende tus brazos al mundo y tómalo.

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Es tuyo.

Y ... cuando el mundo sea tuyo ...

Entonces, ¡ámalos también a ellos!.

 

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