El pregón de la Virgen del Carmen rescata el enorme arraigo que posee en la ciudad
El pregón de Manuel Andrés Bareas Collado, exhibió el enorme arraigo que posee la devoción de la Virgen del Carmen en la ciudad andujareña. Sensaciones que rescató en su pregón Manuel Andrés Bareas que ofició el pasado viernes por la noche en el patio del Palacio de los Niños de Don Gome, enclave inédito hasta la fecha. El pregonero volcó todo su sentimiento cofrade, como destacó en su presentación el vocal de Juventud de la cofradía, Jorge Cecilia.
JOSÉ C. GONZÁLEZ
Miércoles, 11 de mayo 2016, 07:19
Los días 10, 11 y 12 de este mes tendrá lugar el solemne triduo a la Virgen del Carmen en la parroquia de la Lagunilla, que va a desembocar en la misa de hermandad de próximo domingo 14, a partir de las 10 de la mañana. El lunes se desarrollará la ofrenda floral y el besapiés a la Virgen del Carmen, que será procesionada el martes 16, a partir de las nueve de la noche por las barriadas de La Lagunilla y la Plaza de Toros. y por el entorno de la Corredera de Capuchinos.
El declamador describió con su sutileza verbal (no en vano es profesor de Lengua Castellana en el instituto Doctor Francisco Marín, de la localidad serranosegureña de Siles) y describió con precisión la singularidad de esta devoción, que está muy vinculada a su cofradía (la de la Paciencia) y a los orígenes del pregonero, que se hincan en la humilde barrio iliturgitano de San Bartolomé. Mostró como el nombre de Carmen está presente en su familia.
Donación
El presentador del acto, Lucas Sánchez, glosó la donación de la nueva insignia de la cofradía (bacalá) realizada por los hermanos mayores, Mercedes Fernández y José Antonio Hinojo. Este nuevo símbolo ha sido realizado por la propia Mercedes y han contado con la colaboración de las expertas y sabias manos bordadoras de Elisa Navarrete.
La cofradía data del año 1862 , aunque ya tiene sus profundas raíces a finales del siglo XVI en la antigua Andújar, con el convento de los carmelitas descalzos. El origen de la actual cofradía (con sede canónica en la actual parroquia de Santiago Apóstol de la Lagunilla) y antes se la veneraba en la antigua sacristía de la antigua iglesia de Santa Marina, para después ser trasladada a la 'capilla del Conde', de la parroquia de Santa María la Mayor. En otros tiempos procesionaba por las calles rodeada de jazmines, de ahí de que se le conociera por los antepasados como la 'virgen jazminera'.
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