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Demetrio Del Val

Demetrio Del Val

Hace tan solo unos días fallecía Demetrio del Val. Y le temía ponerme a escribir esta columna. Sí, porque conociendo a Demetrio, y creo que un poco a mí mismo, iban a parecer mis líneas monotemáticas respecto al eje central de mi opinión iliturgitana. A buenas horas mangas verdes, a buenas horas nuestro pesar por tan egregia pérdida. Pero es que además el luto por el ilustre vecino ha ido de puntillas y por lo que veo está siendo más que efímero. Andújar es Andújar, o sea, que somos como somos. Y es una pena. Ni con agua hirviendo parece que nos sacan de nuestra superficialidad "marianoaquimelasdentodas".

ALFREDO YBARRA

Miércoles, 11 de mayo 2016, 06:43

Carlos y Demetrio del Val se instalaron hace muchísimos años en la ciudad. Aficionados al motor siempre les ha rodeado por parte de profesionales, aficionados y crítica especializada un reconocimiento significativo por su papel en el mundo de la competición en motos, coches, e incluso Carlos, participando en el Paris-Dakar con un camión, cuando también este tipo de vehículos entraba en la pugna de la famosa carrera. Apasionados por el coleccionismo de vehículos históricos y clásicos lograron una de las colecciones más importantes de España.

Participaban e incluso organizaban rallyes de coches de época y en Andújar instauraron el Encuentro de Vehículos Históricos, en cuyas primeras ediciones tuve la suerte de colaborar con ellos. Visitaba con cierta frecuencia su colección, y en bastantes ocasiones he podido acompañar a grupos de personas que llegaban especialmente para disfrutar con esas piezas únicas de la historia de la automoción mundial. Y un significativo número de ese público lo formaba señeros personajes del mundo del motor que llegaban a Andújar para hablar con los hermanos del Val de mil historias y anécdotas. Pero especialmente para deleitarse con cada una de esos vehículos, que como tantas veces me han dicho, formaban una de las banderas más señeras de Andújar.

Me consta que había coches (recuerdo un Bugati con su radiador de plata) que según Demetrio no tenían precio, no se podía cuantificar. Todos y cada uno de los vehículos funcionaban a la perfección, y me sorprendía la tremenda limpieza de la gigantesca sala, ni una gota de aceite, nada. Así era la meticulosidad de los dos hermanos con sus "niños". El MG en miniatura que la casa inglesa regaló a Isabel II cuando era una niña, el coche del zar Nicolás II y una larguísima y privilegiada nómina. Hace un par de meses me llamaban del club social de Renault por si podía facilitarles una visita al museo del Val. Y dolorido les decía que hacía ya meses que el museo se había troceado y salido de la ciudad. No habíamos sabido, unos y otros, apostar por Andújar. Una vez más

 

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