Una mutua relación (III)
OPINIÓN ·
«Por diferentes fuentes y testimonios el origen del flamenquín se atribuye al bar-restaurante Madrid-Sevilla de Andújar»OPINIÓN ·
«Por diferentes fuentes y testimonios el origen del flamenquín se atribuye al bar-restaurante Madrid-Sevilla de Andújar»ALFREDO YBARRA
ZAGUÁN
Domingo, 18 de febrero 2024, 13:41
Continúo con esa especial vinculación de Andújar con Córdoba, tan extraoficial como rica y poliédrica, una relación que se refleja en el clima, la luz y el sol, la historia, en el aura local, en el paisaje natural, urbano y humano; en el habla, en los ademanes, en el porte, personalidad, y tradiciones de las gentes de Andújar, muy cercanas a las esencias cordobesas.
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Hay linajes de señera raigambre e histórico relieve que emparentan Córdoba y Andújar. Fernán Núñez de Themes crea el tronco del linaje de los Fernández de Córdoba (añade a su apellido el nombre de esta ciudad) al casarse con Leonor Ora Muñoz (Oragila Muñoz) hija de Adalid Domingo Muñoz, alcayde de Andújar y de Gila Fernández de Saavedra. Fernán Núñez y Leonor Ora son los abuelos de Gonzalo Fernández de Córdoba, el 'Gran Capitán'
Y un buen amigo me recuerda a propósito de estos artículos que escribo relacionando Andújar y Córdoba cómo, entre otros, los Condes de Luque y Baena (familia Pérez de Vargas) y los Condes de Osuna (familia Armijo y Tavira y Belluti) son familias cordobesas con títulos nobiliarios en Andújar. En el ámbito del que hablamos hay historias curiosas e incluso algunas donde afloran discrepancias de paternidad. Una de ellas, cuyo renombre parece que ha ganado la ciudad califal, tiene un origen netamente andujareño. La pujanza y poderío de Córdoba son evidentes según con qué se comparen. También es cierto que Andújar es poco vehemente en sus defensas patrimoniales (aunque respecto a esto sí es cierto que tibiamente levanta su bandera). Hablo del flamenquín, todo un clásico muy popular en España y que tiene casi tantas modalidades como la paella.
En su versión clásica es un filete de lomo enrollado y relleno de jamón, rebozado en pan rallado y frito. Por diferentes fuentes y testimonios el origen del flamenquín se atribuye al bar-restaurante Madrid-Sevilla de Andújar. Diversos gastrónomos y libros de cocina ratifican esta cuna. El recordado polígrafo jiennense Manuel Urbano, autor de esa joya que es Viaje por la mesa del alto Guadalquivir (1993), legitimaba la andujanía del flamenquín. También hablan de ello, entre otros, Imágenes de un tiempo (2003), de Santos Sanz Fraile, Las rutas del olivo de Juan Eslava (2000) y Jaén, un paraíso gastronómico (2011) de José Oneto. En La Cocina sin tonterías (2013), de Juan Eslava y Diana Eslava, se puede leer: «El benemérito cocinero iliturgitano don Manuel Gavilán Mena ideó la receta del flamenquín en 1939, recién terminada la guerra civil. El plato resultaba tan sabroso y energético, en contraste con el hambriento panorama imperante, que optó por bautizarlo flamenquín por lo gallardo y por lo rubio».
El flamenquín hizo fortuna y arraigó de tal manera en Córdoba que allá lo consideran legítimo cordobés. También es verdad que Andújar siempre ha sido muy cordobesa. Don Manuel Gómez Sotoca recibió el testigo de aquella cocina y elevó el flamenquín a la absoluta perfección en su restaurante Madrid-Sevilla. En este restaurante, hace bastantes años, su dueño, hablándome de este origen, me contaba como Manuel Gavilán en una noche de 1939 junto a unos amigos, y algo más, compadres, metidos a inventar en los fogones idearon el flamenquín al que bautizaron así tras constatar que aquello había quedado muy 'flamenquito' o sea, muy garboso. Ya hablábamos de cómo la literatura o el arte subrayan esta relación de Andújar con Córdoba. Me acuerdo a vuela pluma de Vicente Blasco Ibáñez y su obra En busca del Gran Kan (Cristóbal Colón), publicada póstumamente en 1929, y donde en la trama pone en evidencia esta relación a través de la acción de sus personajes.
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Los iliturgitanos han tenido a Córdoba como una panacea para mucho. Y lo mismo se iba de compras, a los toros o se tenían otros objetivos más frívolos. En la década de 1480 tuvo mucho auge la mancebía en Córdoba. La ciudad fue retaguardia de la conquista de Granada y había que mantener la logística de las tropas. Y no han faltado después en el tiempo en Córdoba los burdeles tapados y elegantes, o los más populares, donde no pocos andujareños han amainado sus frenesíes. Y Andújar, en su cordobesismo, tampoco se quedó al margen de coger ese cierto halo casquivano. En el eco vital y anímico de muchos andujareños, Córdoba es un referente muy significativo. En mi memoria sobresalen aquellos primeros viajes familiares a Córdoba donde mi padre quería soltarse con el 'seiscientos' nuevo. Y también junto a mi padre ir al estadio del Arcángel a finales de aquella época dorada del Córdoba C.F. (1962-1972) en que estuvo en primera división.
Muchos aficionados de Andújar recuerdan también aquellos años del C.D. Iliturgi donde su plantilla se enriqueció con grandes jugadores cordobeses. Hoy los tiempos han cambiado. Pero esa real y anímica vinculación sigue viva y manifiesta en muchas facetas donde el AVE es una de ellas, y no menor.
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