Una ciudad literaria

OPINIÓN ·

«Granada, como Barcelona, como París, Dublín, Praga o Buenos Aires, trasluce y susurra donosamente su alma literaria»

ALFEDO YBARRA

ZAGUÁN

Lunes, 4 de marzo 2024, 14:48

Granada, como Barcelona, como París, Dublín, Praga o Buenos Aires, trasluce y susurra donosamente su alma literaria. Siguiendo la estela de Troya tal como aparece descrita por Homero en la a Ilíada, de Atenas en los diálogos platónicos, de la bulliciosa Roma de Cicerón y ... Ovidio, en nuestra historia todas las poblaciones, todas, aventan un hálito literario que las hacen ser únicas y fantásticas, verídicamente emocionales. Cualquier lugar tiene alguien que lo refiera. Los escritores relatan y poetizan el sitio que habitan, lo hacen suyo (ya sabemos que un escritor tiene muchas maneras de hacer suya una ciudad). También Andújar es relato, poema, teatro y leyenda.

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Salpica en su historia un no menor número de escritores, donde no faltan mujeres (a pesar de la otrora severa cancelación de la mujer en tantas facetas, también en la literatura) que evidencian que la ciudad, teniendo en cuenta la perspectiva de su tamaño, ha sido un referente de curtida cultura, de acreditados literatos, a pesar de tantos momentos a lo largo de la historia que han pretendido dejar la actividad cultural local minimizada, amoldada a un singular infrapopulismo localista. Con toda seguridad en el periodo de los Siglos de Oro, que abarca el Renacimiento (siglo XVI) y el Barroco (siglo XVII), las etapas más gloriosas de la literatura española, Andújar vivió un periodo de brillantez con manifestaciones muy estimables en los diferentes géneros de prosa, poesía y teatro, especialmente a finales del XVI y a lo largo del XVII.

La ciudad además fue entonces un espejo en cuanto a lo que llamamos hoy actividad cultural y literaria. Hay que apreciar que la localidad iliturgitana, como tantas otras de la provincia jiennense, vivía un visible aislamiento respecto de los grandes focos culturales, universitarios e intelectuales, hecho que obligaba a los andujareños con aspiraciones literarias a formarse lejos de su tierra. Nos lo cuenta detalladamente el profesor Aurelio Valladares Reguero en su publicación Andújar en la literatura de los siglos de Oro (XVI-XVII) (Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 2008). Aurelio Valladares, doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado espléndidamente la historia de la literatura en Jaén, donde ha ejercido como profesor de literatura.

De entre la gavilla de autores locales bien está señalar al poeta Juan de Morales, presbítero y bachiller en teología, que aun siendo natural de Andújar se le sitúa en el núcleo poético de Granada. Perteneció al grupo poético antequerano-granadino. Cuatro composiciones suyas fueron incluidas en la célebre antología «Primera parte de las Flores de poetas ilustres de España», de Pedro Espinosa (1605). Juan José López de Sedano introdujo la Égloga de Tirsis y Coridó, de Morales, en el tomo I de su Parnaso Español (1768-1778). Aunque conocemos poco de su obra, apuntemos a Luis Pérez de Vargas. Un poema suyo fue incluido en la famosa obra de Gutierre Marqués de Careaga: «Desengaño de Fortuna, muy provechoso y necesario para todo género de gentes y estados» (1612). A caballo entre los siglos XVI y XVII se encuentra el iliturgitano Juan de Escobar. Fue, entre otras obras, recopilador de un romancero sobre el Cid varias veces reeditado: «Romancero e Historia del muy valeroso cavallero el Cid Ruy Diaz de Biuar en lenguaje antiguo. Recopilado por... Dirigido a do[n] Rodrigo de Valençuela, Regidor de la Ciudad de Anduxar» (1612). Recoge 102 composiciones, que gozaron de gran éxito y que se reeditaron en los siglos XVII, XVIII y XIX.

Valladares nos habla del sacerdote y poeta Andrés de Bonilla Calderón (Córdoba, 1595 - Andújar, 1647). Aparte de un tratado teológico, un libro ascético y un Sermón de la Inmaculada que había predicado en Baeza, es autor de varias composiciones poéticas dispersas en obras de otros escritores de la época incluido su padre, Alonso de Bonilla (destacado poeta manierista. considerado, junto a Alonso de Ledesma, precursor del conceptismo. Lope de Vega lo llamó «la maravilla octava del Parnaso»). Logró dos premios en una «justa poética» organizada por la Universidad de Baeza en 1618. Junto a otros célebres escritores del momento participó en la recopilación de Pedro Grande de Tena «Lágrimas panegíricas» en homenaje a Juan Pérez de Montalbán (1639).

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Seguiremos hablando de la Andújar literaria en esa época dorada, de una ciudad que en sus venas de tinta multiplica sus sueños, sus quereres y su memoria.

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