El Centro de Acogida San Vicente de Paúl modifica su atención al necesitado

La pandemia también modifica el modo de atención a los pobres y a las personas necesitadas. Las instituciones y personas que alientan a los más vulnerables tienen que cambiar sus hábitos de asistencia y adaptarse a la nueva situación.

El Centro de Acogida e Inserción de Transeúntes San Vicente de Paúl abre este lunes día 5 de octubre para prestar sus servicios a las personas que andan errabundas y sin techo por el mundo. Y lo hará con importantes novedades. Una será la incorporación del nuevo sacerdote de la Divina Pastora (parroquia de donde depende el centro), Miguel Sánchez Alba, quien animó al voluntariado en una reciente reunión a que se ayudara «desde el amor y con el corazón y teniendo a Dios muy presente».

El coordinador de este centro de acogida, Francisco Cubilla Reca, indica que pese a las dificultades que plantea la Covid-19 insta:«A seguir ayudando a quien lo necesita en la acogida para seguir con el programa de inserción». Desde este centro no han parado en todo el año, porque aunque cerraron sus puertas durante la época de confinamiento, continuaron con sus talleres y durante este verano siguieron las evoluciones de las personas que se hallan viviendo en los pisos tutelados.

Filosofía

El Centro de Acogida San Vicente de Paúl tiene 14 plazas, de las que la mitad se reservan para las personas que realizan en sus dependencias los talleres de inserción laboral y las restantes para las personas que vienen de la calle, a las que se les da una noche habitación para dormir, desayuno, comida, cena y ropa. así como se le brinda la posibilidad del aseo personal. Las plazas de inserción ya están completas. La novedad radica en este curso en la acogida, porque se reservarán tres camas, no dentro de las dependencias del centro porque se habilitará un espacio en unas naves aledañas para las personas que quieran dormir.

Ese servicio se prestará más adelante. De momento solo entra en funcionamiento en su totalidad el servicio de inserción. La idea es que las personas que están fijas y el voluntariado no coincidan en el interior con las personas que están de paso, que sí serían atendidas por los profesionales. «A las personas que están en la calle se les cubrirá las necesidades básicas, como comida y ropa», explica el coordinador. Francisco Cubilla.

Los talleres que se realizarán para las personas que realicen el programa de inserción son el de lavadero de coches, jardinería, restauración de muebles, al que se unirá el de higiene, donde se trabajarán aspectos como la sanidad y los cuidados en estos tipos de pandemia.

Los responsables del centro de acogida van a prestar este año una especial atención en la formación del voluntariado, al que se le va a mimar mucho porque algunos de sus integrantes están remisos por miedo a un posible contagio. Todavía no se ha programado la campaña de aceituna, porque están pendientes de la reunión del protocolo en la ciudad, que adoptará medidas por la pandemia. «Este recurso lo seguiremos prestando, pero cambiaremos los horarios de los profesionales».

El Centro de Acogida e Inserción San Vicente de Paúl ha pedido donaciones de la ciudadanía para seguir realizando su labor humanitaria. Este año necesita los recipientes donde se entregarán la comida a las personas que vayan de paso, porque no pasarán por el comedor.