Ser briosa ciudad
OPINIÓN ·
«El caso, es que poco a poco, nos hemos envuelto en un halo de una alienación narcisista»ALFREDO YBARRA
ZAGUÁN
Domingo, 12 de octubre 2025, 19:38
Muchos insistimos de todos los modos posibles en el inane aliento que desde hace mucho tiempo aqueja a la ciudad en cuestiones fundamentales para su desarrollo. Sería extenso señalar tantas y tantos asuntos que han ido en detrimento de una Andújar con capacidad y potencialidad, por ejemplo, desde que Santana se esfumó de las manos andujareñas para asentarse en Linares, desde que la judería se destrozó para abrazar un espurio desarrollismo, desde que le dimos la espalda a los grandes pilares de nuestra historia,…desde que la sociedad se volvió pastueña y consentidora (salvo grandes excepciones, como aquella épica movilización pro hospital de 1996 y algunas otras protestas con gran respuesta en estos años, como la última contra la implantación de una planta de biogás).
Proyectos, sueños, falsas promesas, desaciertos, desatinos, desilusiones, se han ido sucediendo a lo largo del tiempo para abonar el erial de nuestro horizonte. Nada que ver con lo que Juan Eslava Galán contaba en su novela 'En busca del unicornio' ambientada a finales del siglo XV, y en la que el protagonista, Juan de Olid señala; «Y dimos vista a la sierra Morena, alta y azul a partes gris, y a su falda vimos, tendida como blanca sábana al alegre sol mañanero, la ciudad de Andújar que es de las más ricas, hermosas y principales desta tierra».
El caso es que poco a poco nos hemos envuelto en un halo de alienación narcisista que nos ha hecho creer que guardamos en nuestra identidad el Sanctasanctórum, que somos el olimpo de un desarrollo de primera clase. Creemos que hemos logrado ser una nueva Jauja, aquel lugar que protagoniza el paso La tierra de Jauja, de Lope de Rueda y publicado en 1.547, en el que las calles estaban pavimentadas de yemas de huevo y corrían ríos de leche y miel. Mientras tanto, otras poblaciones comprovincianas van sumando pequeños logros significativos, e incluso alguna, como el ave fénix, renace con una importante pujanza.
Acercar la ciudad al río y al puente romano ha sido un desiderátum auspiciado por personajes notables a lo largo de los años. Sin embargo se convirtió en un despropósito ese perseverante empeño por dar la espalda al río y al puente. Hasta en sus primitivas acepciones toponímicas, parece que el significado del nombre de la ciudad es «lugar abundante en agua», haciendo mención a su relación con el río, que para ella ha sido un referente económico, cultural e histórico.
Hasta en el escudo de la ciudad se hace alusión a ello. El catedrático de urbanismo de la Universidad de Granada, José Luis Gómez Ordóñez, en 1997, en un trabajo sobre la relación de Andújar y el Guadalquivir, entre otras cosas decía: «Hemos hablado de lejanía, de extrañamiento entre la ciudad y el río, y ello habla de esa pérdida de significado del emplazamiento que, durante tanto tiempo, materializó el puente histórico. Este puente daba sentido a la ciudad, simbolizaba la ciudad misma, en la medida en que materializaba sus relaciones con el territorio y con las otras ciudades».
Ahora hay un motivo de optimismo en cuanto a este referente de la ciudad. Andújar va a contar con 10,5 millones de euros en el marco del Plan EDIL, financiado en un 85% con fondos europeos FEDER. Entre las principales actuaciones destaca la rehabilitación del Puente Romano, ya propiedad municipal, junto a la reordenación de la zona del Polígono de la Estación y la entrada por la antigua Nacional IV. Un motivo de esperanza si dentro de un tiempo podemos disfrutar de una ciudad vivamente vertebrada hacia el río. Hoy hay ejemplos de muchas poblaciones que se han revitalizado en torno a su puente, en torno al río, no solo de un modo medioambiental, sino social, cívico y cultural.
Los romanos tenían una diosa llamada Ocasión, a la que pintaban como mujer hermosa, desnuda, puesta de puntillas sobre una rueda, y con alas, para indicar que las ocasiones buenas pasan rápidamente. Representaban a esta diosa con abundante cabellera en torno a la frente y enteramente calva por detrás, para expresar la imposibilidad de asir, ni siquiera por los pelos, las ocasiones después que han pasado.
Aún vagan por el aire, desvaídos, los dioses que hicieron con el telúrico temblor de su garlopa que Andújar se elevara de entre los espinos y breñales fulgurando con singular luz. Ahora de nuevo es momento de convocarlos, de interpretarlos, de que les ofrezcamos otro ánimo, más brioso. Aún es tiempo de que la ciudad reavive su alma, como el ave fénix, y sea copiosa en astros.