«Mi hija y mi nieto estarán mejor atendidos en un centro»

Begoña Endolz, la madre de la joven y abuela del bebé de Andújar que están en un internado de menores desde el pasado martes, indica que desde ese día está más tranquila al saber que su hija y su nieto «estarán mejor atendidos que lo estaban antes, porque puedo demostrar con varios hechos que el niño no recibía los cuidados que necesitaba y ya por fin sé donde está mi hija, porque desde noviembre, llevo sin saber donde dormía», confiesa. Por tanto ofrece una versión contrapuesta a la familia del joven padre, que dice que gozaba de todas las atenciones.

Begoña añade que lleva ya dos noches durmiendo las horas que se necesitan, porque remarca que en seis meses no ha podido conciliar el sueño porque no sabía cual era el paradero de su hija. «Esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo», relata, la madre de la menor quien deja claro que existen desavenencias con la familia del padre de la criatura.

También precisa que su hija marchó de su casa por su propia voluntad desde el día 10 de noviembre, cuando fue a llevarle al padre de su nieto la bicicleta con la que se accidentó días atrás y que estaba en su casa. «Es falso que yo la expulsara, porque se le dio la oportunidad de vivir conmigo, en casa de su abuela, (su suegra) en la familia del padre, o en un centro de menores». Recalca que entre las dos últimas opciones, la del internado es la más conveniente para su hija y su nieto.

También reconoce que fue muy duro que se enterara a los siete meses de que su hija estaba embarazada, tras una llamada del colegio. Dice que desde entonces le procuró todas las atenciones que se le requieren a una embaraza, hasta que, como dice, se marchó de la casa.

Al amanecer

La Policía irrumpió el martes al ser de día en la calle Palominos, en la Ronda de Mestanza de Andújar. Los mandaba un juez con la orden de ingresar a dos menores en un centro de protección donde estuviera garantizado su alimentación y su bienestar, bajo custodia de la Junta de Andalucía. Una de las personas que buscaban era una chica de quince años. La otra era su hijo, un bebé de cuatro meses de edad. La familia afectada entiende que se ha acometido una injusticia y critican la forma tan brusca en la que actuó la autoridad. María José es la abuela paterna del lactante. Su hijo, el padre de la criatura, tiene también 15 años, pero a él no se lo llevaron. Relata que la Policía llegó golpeando puertas por la mañana y que los menores siempre estuvieron bien atendidos en su casa.