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Vacio y whatsapp

Vacio y whatsapp

Vivimos en un completo estrés comunicativo, o semicomunicativo, una locuacidad extrema. Estamos completamente embebidos en las redes sociales. Vamos a un restaurante y enviamos la foto de la entrada, luego la de los diferentes platos y el correspondiente comentario que abre una intercomunicación que nos aleja de la realidad, de ese lugar, sus olores, sus sabores.Pero no importa, se trata de estar más en las redes que en propio contexto del momento.

ALFREDO YBARRA

Miércoles, 11 de mayo 2016, 09:14

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El número de amigos en las redes sociales parece marcar hoy el éxito social de cada vez más personas. Y el despliegue de fotografías en esas redes contribuye a crear esa apariencia de éxito: con la pareja, anunciando el nacimiento de los hijos, celebrando fiestas con los amigos, mostrando la nueva mascota...

Pero esta actitud puede responder al miedo a estar o sentirse en soledad, a encontrarse uno mismo con sus pensamientos. Nadie quiere vivir consigo mismo. Lo que importa es ese escaparate repleto de personas, pero que no olvidemos que antepone un cristal impersonal. No sabemos diferenciar el estrar solo del sentirse solo. Hagamos el experimento de decirle a alguien: "no pienses en nada, deja la mente en blanco". Sí, es difícil hacer este ejercicio.

En cuanto se pone uno a la tarea, resulta que nada es un agujero incómodo, un vacío, un vahído. Prueben a decírselo a alguien de su círculo. Háganlo ustedes mismos.

Y el pie de esta columna me lo daban hace unos días los resultados de un estudio que publicaba El país. Las personas aborrecen quedar a solas con sus pensamientos, prefieren una descarga eléctrica. El estudio muestra que odiamos quedarnos solos con nuestros pensamientos, aunque solo sea 10 minutos. Si te dejan solo sin el móvil ni la tableta, sin el libro ni la música, tu pensamiento no logra concentrarse en nada y se limita a vagar de una cosa a otra de la forma más torpe e inútil.

La experiencia es tan desagradable que el 67% de hombres y el 25% de mujeres eligen recibir una descarga eléctrica antes de acabar esa experiencia pavorosa, 10 minutos que se les vuelven perpetuos. Increíble pero cierto, y publicado en Science. La investigación realizada por las universidades de Virginia y Harvard, "muestra que la mayor parte de la gente prefiere estar haciendo algo ?incluso dañarse a sí mismos? que no hacer nada o sentarse en soledad con sus pensamientos".

Preocupante el ensayo. Y ahora que comienza el verano, el bullicio de los espacios públicos nos regala un periodo para los buenos momentos que compartir. Pero también este tiempo nos deja un lugar para el zanganeo, para el íntimo vagabundeo. Los experimentos realizados exponen que las personas participantes, antes de quedarse solos consigo mismos, prefieren escuchar música, navegar por la red o mandar mensajes con su smartphone. Incluso señalan, se prefiere recibir una desagradable descarga eléctrica y marcharse antes de que pasen los 10 minutos.

Primero fue el grupo, antes que la mirada interior. Primero fueron los libros, las tertulias al calor del fuego, o el punto de cruz. Siempre el horror al vacío, y así, el whatsapp.

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