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JOSÉ C. GONZÁLEZ
Miércoles, 11 de mayo 2016, 06:22
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Juan Díaz es el empleado de la Administración de Loterías de la Corredera de Capuchinos. Confiesa que en un principio esperaba que la venta de décimos fuera peor que otros años, pero se ha encontrado con una agradable sorpresa. «Ya tengo que devolver menos billetes que el año pasado, aunque bien es verdad que el mes de diciembre que es más fuerte, está siendo más flojo», remarca. Sin embargo añade que el pasado mes de noviembre fue más fructífero que el del año pasado. Este administrador de Lotería sostiene que desde el mes de julio son muchas peñas y hermandades las que empiezan a solicitar la Lotería. «El año pasado les sobró más Lotería que este año, por lo menos hasta la fecha», precisa Díaz, quien señala que los números preferido de los iliturgitanos son el 5, el 7 e incluso el 13. «Son números muy populares», apostilla.
El administrador de Lotería de un conocido hipermercado, Pedro Jesús García Rabadán, constata que está percibiendo como la gente compra más billetes en las propias administraciones que a los vendedores ambulantes. «Estoy vendiendo más Lotería que el año pasado y en los que respecta al tema de la crisis, aquí estamos manteniendo el tipo porque hasta aquí se acerca mucha gente de la comarca que viene a hacer sus compras», recalca. Rabadán añade que su administración es un constante ir y venir de personas. Está notando un buen ritmo de ventas, porque a falta de realizar el rencuento oficial, percibe que le queda menos lotería por vender que el año pasado por estas fechas.
Se rozó
Pedro Sáez trabaja en la Administración de Loterías Virgen de la Cabeza de la Plaza Rivas Sabater, que el año pasado dio un quinto premio. Dice que viene la misma gente a comprar lotería pero matiza que no con la misma alegría que antes. «Antes sí una persona compraba tres o cuatro décimos de Lotería, ahora adquiere uno o dos como mucho», enfatiza. Sáez espera dar un premio más suculento que el año pasado, al menos es con esa esperanza con ls que se despierta cada día. Quiere resarcirse del un premio gordo que tuvo que devolver hace ahora una treintena de años.
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